viernes, 9 de junio de 2017

La felicidad ahora está en el pasado

De la Utopía de Tomás Moro a la Retrotopía de Zygmunt Bauman, el último concepto que nos dejó este gran pensador, inspirador intelectual del movimiento 15M. Una idea sublime basada en la nostalgia como argumento para conseguir la felicidad, un fin que ya no se consigue mirando al futuro sino adentrándonos en el pasado.

Quizás por eso Trump, en vísperas del Día Internacional del Medio Ambiente, tomó la decisión de abandonar el acuerdo de París. Es posible que piense que apostar por las energías renovables no aporte satisfacción a sus conciudadanos en el futuro; y que el bienestar, sobre todo a corto plazo, está en el pasado, representado por las petroleras. Ellas sí que están dispuestas a hacerle feliz en estos cuatro años, el horizonte máximo al que parecen aspirar muchos políticos, más cuando proceden de la gran empresa, acostumbrada a los beneficios inmediatos y a no correr riesgos innecesarios.

Este concepto de retrotopía también parece estar detrás de Eter9, una comunicad virtual en fase beta que plantea mantener vivos a sus usuarios, incluso después de muertos. Un experimento de inteligencia artificial que busca perpetuarnos captando nuestra esencia recogiendo metadatos de nuestro paso por este mundo a través de la red. Hasta el momento, Eter9 cuenta con más de 50.000 usuarios en todo el mundo que buscan la inmortalidad mediante la grabación de nuestro comportamiento en las redes sociales e Internet, en general.

Recuerdo uno de los primeros capítulos de la serie de ciencia-ficción Black Mirror en el que una mujer perdía a su marido y recurrió a una empresa que le ofrecía la posibilidad de chatear con una imagen virtual de él a través de la recopilación de sus movimientos por la red; una vez superada esta fase le proponían enviarle un ejemplar biónico hecho a imagen y semejanza del fallecido. La cosa, como podéis imaginaros, no acaba bien. Es lo que lo tienen los futuros distópicos.

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