martes, 25 de octubre de 2016

'Perfectos desconocidos', a ritmo de 4G

Un grupo de amigos, tres parejas y un single, se reúnen a cenar y proponen un juego. Poner los móviles en mitad de la mesa de tal forma que, durante el transcurso de la reunión, todos ellos puedan acceder libremente a sus contenidos: whatsapps, correos, agenda, galería de fotos, vídeos, etcétera, y comentarlo con el resto.

Lo que parece un juego sin maldad, original y hasta divertido puede convertirse en un auténtico calvario, una prueba que puede dejar al descubierto los mayores de nuestros secretos, nuestras filias y fobias más ocultas. Pongámonos en el caso. En el móvil se pueden tener mensajes de amor, de odio o de indiferencia; reservas de billetes de avión o de habitaciones sospechosas; facturas de compras indiscretas o de gastos injustificables; burofax de todo tipo, de desahucio o de apremio en el pago; contratos de compra venta, de trabajo; citas a deshoras; informes médicos, por no hablar de las fotos y vídeos hechos por nosotros o recibidos de terceras personas.

Como se puede intuir, el peligro está a la vuelta de cada esquina, de cada correo, de cada mensaje de whatsapp, de cada foto... No estoy hablando de infidelidades, que también podrían aparecer a la luz, sino de cosas más sutiles, de deseos inconfesables o comportamientos desleales (mensajes de whatsapp donde se da la razón a dos partes enfrentadas). Incluso es posible que alguno de ellos descubra un perfil oculto de alguno de sus grandes amigos, por ejemplo el de la personalidad laboral, en el que uno de ellos puede ser un tirano o, al contrario, y se comporta en la oficina como un adocenado sumiso ante sus superiores.

Podría ser un capítulo de la nueva entrega de 'Black Mirror', la serie que muestra el lado oscuro de la tecnología, pero no; es la trama de 'Perfectos desconocidos', el título del remake en el que está trabajando actualmente Alex de la Iglesia. Una comedia negra de origen italiano cuyo éxito y contenido han atraído al director español para recrear su propia versión, entendemos que mucho más ácida que la original transalpina.

En definitiva, esperamos que Alex de la Iglesia nos recree acciones cuyas consecuencias son mucho menos previsibles, como que parejas que creen conocerse a la perfección descubran que no tienen los mismos objetivos vitales, simplemente visualizando el contenido de nuestro móvil; o que amigos de toda la vida puedan poner en duda esa lealtad de años por culpa de las sombras almacenadas en nuestro smartphone a ritmo de 4G. Inquietante.

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