domingo, 19 de junio de 2016

Mi red de contactos

En estos tiempos de fútbol europeo y campañas electorales, a las puertas de un verano que promete ser caluroso y de un otoño que seguro será caliente, la compra de Linkedin por parte de Microsoft me ha hecho recordar mi red de contactos profesionales y, de paso, comprobar cómo mi entorno de conocidos está muy activo últimamente.

Por ejemplo, José Luis, un compañero de trabajo que vive en Guadalajara. Tiene dos hijos, se traslada todos los días en su coche a Madrid y, “a pesar” de todo esto, saca tiempo para mantener un periódico digital, “El Liberal de Castilla”, con informaciones de las provincias de Guadalajara y Cuenca. En poco más de tres meses ha conseguido elevarlo de las catacumbas de los resultados (en las búsquedas de Google) a estar entre los primeros 7.000 en el ranking nacional de Alexa. Un esfuerzo que le está reportando las primeras llamadas para solicitarle espacios publicitarios en forma de banners.

Por otro lado, un excompañero de periódico, de cuando trabajábamos en “El Mundo, Ángel Luis Jimenez, es otra de las personas que veo cómo se mueve activamente (en este caso el seguimiento es a través de Twitter). Su perfil es técnico, comenzó probando los últimos ingenios tecnológicos y escribiendo su parecer sobre los mismos en el suplemento “Ariadna”. Ahora vive en Nueva York, sigue colaborando con Unidad Editorial donde, entre otras cosas, mantiene un blog sobre el tema “Tech”. Debía parecerle poco, porque ayer descubrí que se ha hecho podcaster con “Binarios”, un lugar donde ofrece información sonora a través de este soporte tan poco desarrollado en España, sobre todo publicitariamente, por la difícil medida de su impacto y seguimiento (más allá de las descargas).

Mientras tanto, y vuelvo a Linkedin, esta última semana me ha contactado un mando intermedio de la agencia EFE. Lo cual me ha hecho pensar en otro conocido, Paco, excompañero de la Facultad. Trabaja en la delegación de la agencia de Sevilla, y ha pasado por un reciente ERE, la bajada del 25% de la paga extra y, de nuevo, los recientes resultados en pérdidas del último ejercicio de la primera agencia de noticias en español y la cuarta del mundo.

Hablando de contactos y de noticias. Una exclusiva. Me acaban de invitar a una paella (tengo debilidad por este plato) pero, a renglón seguido, me dicen si puedo llevar la paellera, cocinarla y, encima, la propuesta incluye que los ingredientes los paguemos a escote. Ellos ponen el jardín (viven en un ‘acosado’). Mi red de contactos profesionales demuestra estar muy cualificada pero está claro que tengo que depurar otra urdimbre, la de las amistades con esa enorme cara dura. Mientras tanto, voy a preparar el fumet.

lunes, 6 de junio de 2016

La primera parte de la segunda parte contratante

Helena me pidió que la sumara a mi lista de Linkedin. En su mensaje me decía que era una emprendedora ligada a una consultora de comunicación que promueve el “Lenguaje Claro”, un movimiento a nivel internacional que defiende los derechos de los ciudadanos a entender el lenguaje que usan las instituciones y organizaciones en sus documentos públicos.

Enseguida me sentí identificado. Supongo que no soy el único incapaz de comprender en su totalidad algunos de los escritos emitidos por nuestras instituciones (sobre todo las públicas); desde juzgados y ministerio de Hacienda, hasta los edictos de los ayuntamientos o, sin ir más lejos, la información para acceder a una oferta pública de empleo.

La primera parte de la segunda parte contratante será considerada como la parte contratante de la primera parte”. La frase, de Groucho Marx en “Una noche en la ópera”, es totalmente explícita y reveladora. Y es que, en multitud de ocasiones, la tarea de descifrar qué diantre nos están pidiendo, o si han resuelto un recurso a nuestro favor o en contra, resulta casi imposible.

Por eso me pareció estupendo. He indagado un poco al respecto y he encontrado que países como Inglaterra, Estados Unidos, Dinamarca o Canadá, entre otros, incorporan el “Lenguaje Claro” a sus instituciones públicas para ofrecer servicios más comprensibles a los ciudadanos.

Los beneficios son muchos, aunque los principales son sin duda la recuperación de confianza por parte del ciudadano, y la mejora en la credibilidad y el prestigio de la institución en cuestión. No es que se vaya a utilizar la técnica del storytelling (qué bonita palabra) para contar ‘historias institucionales’, pero sí que habrá que buscar una narrativa más natural que haga comprensible a todo el mundo los contenidos de la cosa pública.