sábado, 16 de enero de 2016

El neuromarketing y el juego online

El neuromarketing podría servir para explicarnos cómo la industria del juego capta nuevos acólitos, y la peor de sus consecuencias: la ludopatía. Si normalmente las máquinas físicas desarrollan esta patología en cinco años, el juego virtual tan sólo necesita 24 meses para enganchar a la persona. Y uno de los “camellos” que utilizan para la captación de nuevos jugadores es la publicidad, sobre todo televisiva.

En España, el juego por Internet se reguló en 2011 (lo hizo el Gobierno de Zapatero), y en 2014 su facturación alcanzó 6.564 millones de euros. De hecho, en los últimos meses estamos asistiendo a un incremento muy considerable de anuncios en la caja tonta sobre juego online (casinos, ruleta, póker, bingos, etc.) donde aparecen promocionándolos deportistas de élite (el póker de los Cristiano Ronaldo, Neymar, etcétera) y otros famosos (el bingo de Jorge Javier Vázquez). Anuncios, por otra parte muy cuestionados, con una regulación prevista y pendiente (incluida la de dejar de utilizar los niños de San Idelfonso en los sorteos de Lotería) que ahora duerme el sueño de los justos hasta la espera de quién se atreva a meterla mano.

El perfil del jugador online español es el de un varón de entre 25 y 34 años con estudios superiores. El mismo del que sufre la ludopatía actualmente: joven, universitario y con excelentes conocimientos sobre el uso de las nuevas tecnologías; aunque previsible desde el punto de vista mercadotécnico y de la publicidad. Nada que ver con el ludópata de hace tan sólo cinco años. Pero, ¿cómo se captan nuevos jugadores por medio de la comunicación (publicidad, marketing)? La respuesta está en el neuromarketing.

A través de los cinco sentidos el ser humano recibe 11 millones de ítems de información por segundo, pero sólo somos capaces de procesar 40 de ellos; el resto, es evaluado automáticamente de forma inconsciente. Esta es la razón de que la mayor parte de las decisiones de consumo se den en el subsconciente y aquí entra el neuromarketing, la “ciencia” que se encarga de estudiar las razones de por qué se produce el acto de compra.

La mayor parte de nuestras elecciones de compra se realizan a nivel inconsciente. Esa es la razón de la importancia del neuromarketing para las empresas. Con esta herramienta es posible analizar nuestros deseos, miedos, sensaciones, etcétera para determinar pautas de conducta que permitan ofrecer productos o servicios acordes a lo que nuestra psique (inconsciente) demanda. Y es que, en una lucha entre lo racional y lo emocional, en el terreno del consumo, suele ganar siempre la emocional.

Por esa razón lo utilizan las empresas de juego online. Los bonos de bienvenida (“date de alta y te regalamos 10 euros”) sirven para vencer reticencias, para iniciarse sin miedo a perder dinero y proceder al siguiente paso, la fidelización del sujeto. El proceso de juego es fácil e intuitivo; las apuestas, rápidas; el premio (en caso de haberlo), inmediato; se realiza de forma anónima, y en la más completa intimidad.

Según el doctor Augusto Zafra, médico psiquiatra y director del Centro de Desintoxicación IVANE, del Hospital Nisa Aguas Vivas, hasta el año 2012, el 100% de los afectados hacia un uso del juego tradicional presencial en maquinas tragaperras, bingo y casino. Hoy en día, sólo el 70%sigue acudiendo a esos espacios reales, mientras que el 30% restante hace un uso patológico del juego online virtual.

Con el auge que se augura al juego online, es presumible que esta tendencia siga aumentando en los próximos años. La previsión para el 2016 es que llegue a superar el 50%. Está claro que el neuromarketing insufla los estímulos de recompensa cerebral suficientes para generar afición y, también en ciertos casos, desencadenar comportamientos adictivos. En fin, los efectos colaterales, que diría un cínico.

miércoles, 13 de enero de 2016

Como te pases te borro del Facebook

Estaba leyendo una entrevista con Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925), un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío cuya obra aborda, entre otras cuestiones, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza; y que fue, junto con el también sociólogo Alain Touraine, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.

Me interesó la opinión que este pensador, muy seguido por el colectivo intelectual del 15M, tiene sobre las redes sociales. Las considera una trampa. No duda de su utilidad como agente dinamizador y fuente de interacción; pero sí pone en tela de juicio que éstas sirvan realmente para dialogar, esto es, intercambiar puntos de vista dispares y discutirlos, buscar el disenso ajeno como herramienta para ampliar el horizonte e ir más allá de los razonamientos propios.

El sociólogo en cuestión afirma que las redes sociales son un engaño y no sirven para desarrollar las habilidades sociales que se precisan para crear un entorno real donde exista discrepancia, divergencia, antagonismo; conceptos todos ellos imprescindibles para poder realizar una crítica constructiva sobre uno mismo, su entorno y lo que piensa.

Según el teórico, los usuarios de las redes sociales han creado un mundo en donde aquéllos que difieren son eliminados o borrados. Igualmente, y por el contrario, basta un clic para añadir nuevos amigos o aplaudir acciones que merezcan nuestro reconocimiento. Esto hace que sus usuarios creen entornos rodeados de lo que él denomina “zonas de confort”, espacios controlados donde nada ni nadie puede alzarse o contrariar ningún criterio de su creador porque corre el peligro de ser eliminado instantáneamente.

Estoy de acuerdo con el filósofo en que el diálogo real no se produce al hablar con otras personas que piensan lo mismo que tú; pero me asaltan las dudas cuando afirma que estamos perdiendo la capacidad y las habilidades para relacionarnos en el mundo real/offline. Desde mi punto de vista, las interacciones a través de las redes sociales también son verdaderas escuelas que sirven para discriminar (positivamente). Un sitio donde es posible buscar el placer del consenso sin rehuir las críticas. Aunque eso sí, como te pases te borro del Facebook.

lunes, 11 de enero de 2016

El metalenguaje de los mensajes navideños

Son momentos de envíos de mensajes navideños. Buenos deseos mandados mayoritariamente por correo electrónico, whastsapp y, para un pequeño grupo irredento ya sin remedio, a través de correo postal. Pero, ¿todos son mensajes de buena esperanza, o tendríamos que leer entre líneas para saber con certeza qué se esconde tras esas líneas de buenrrollismo?.

Por ejemplo. El mensaje aglutinador, sin personalizar, que nos felicita la Navidad y nos desea un próspero Año Nuevo. Sin más. Es el apropiado para el despacho de abogados o la oficina que lleva la comunidad de propietarios. Corto, sucinto, como un latigazo en las corvas. Se envía del tirón a los clientes/vecinos y no se espera respuesta. Es simplemente un gesto de educación comercial. Si son del banco o la compañía de seguros se suelen personalizar con tu nombre.

Luego tenemos el mensaje edulcorante. “Deseo que con la llegada de este maravilloso 2016…”. Propio de moñas, de ambos géneros, que utilizan estas fechas para dar rienda suelta a su lado más sensible. Son mensajes largos, almibarados, pródigos en adjetivos grandilocuentes y oraciones copulativas inacabables. Lo peor; que nos hacen sentir como mal nacidos sin sentimientos (sobre todo si no tienes gato).

Llegamos a los mensajes contradictorios. “Qué rollo la Navidad, eh? A ver si quedamos para celebrar las fiestas”. Podrían acercarse en tipología a los edulcorantes pero tienen ese toque agridulce que hace que te dé grima tanto recibirlo como aceptar la invitación para la cita. Sabes que va a ser una reunión, como poco, triste.

No hay que olvidar los mensajes con chispa. Esos tan graciosos si no fuera porque todo el mundo quiere ser su padre, como Darth Vader, y los recibes cada media hora. Al final terminas odiándolos y, de nuevo, tu cuñado saca el móvil en la cena para ensenártelo por enésima vez: “Te voy a enseñar uno que te vas a escojonar…”.

Claro, suele triunfar el formato multimedia. Recortas tu cara y las de otro cuatro amigos o familiares (sin su conocimiento y mucho menos pedirles permiso) y las introduces en una app que se encarga de generar un vídeo con una coreografía de gnomos (no olvides que uno lleva tu cara) bailando al ritmo de jingle bells y rodeados de lindos gatitos. Ya está lista. La clásica la puedes enviar gratis por WhatsApp, las otras (cantando villancicos a ritmo de hip hop o vestido de mexicano, cuestan 0,99 $).

Pero lo cierto es que en estas fechas, si miras el móvil y no tienes un mensaje navideño (o no lo envías) es que, o no vives en el primer mundo, estás en la más mísera de las ruinas, no tienes amigos o cuenta de banco (en la Declaración de Derechos Humanos se dice que los banqueros o personal bancario los sustituyen). Así que qué le vamos a hacer. Éste es el mío particular. Feliz lo que sea.

Los ‘influencers’, una herramienta de marketing inestable


No veía el programa de entrevistas de Risto Mejide desde que cambió de cadena. El otro día tuve la oportunidad de reencontrarme con él y lo hice por el tema que trataba o, mejor dicho, por conocer con más detalle a los entrevistados. Cuatro personajes a los que en marketing y comunicación se les conoce como “influencers”, personas que marcan tendencia, ejemplos seguidos en masa; pero, ¿es rentable para las empresas utilizar a este nuevo apostolado del siglo XXI?.

En este caso, eran cuatro casos de éxito procedentes de las redes sociales. Uno de Instagram, una bloquera y dos youtubers. El que menos, contaba con medio millón de seguidores y el que más, creo recordar, superaba los cuatro millones. Eran muy jóvenes, no parecía que ninguno superara la treintena.

Me quedé a verlo con interés. Un interés profesional motivado por conocer un poco más de cerca a esas personas capaces de viralizar su actividad hasta límites insospechados y captar la atención de cientos de miles o, incluso, millones de almas para lograr, por poner un caso del que hablaron, que miles de personas compren unos determinados zapatos porque de pronto (y sin mediar publicidad directa) aparece el “influencer” en cuestión (en una foto dentro de su blog o en Instagram) con esos calcos.

La verdad es que ninguno de ellos me pareció (con todo el respeto y desde la distancia) digno de tener tanto éxito 2.0. Entiendo que también ha existido una burbuja en las redes sociales que ha servido para encumbrar a ciertas personas que tuvieron la visión o la tremenda suerte de estar ahí (intuyo que los entrevistados por Mejide forman parte de este segundo grupo), justo en el momento oportuno. Abrieron un camino (y eso hay que reconocérselo) en los albores de las redes sociales que les ha proporcionado un estatus preferente y, con él, una fuente de ingresos suculenta.

Pero desde el punto de vista del marketing, no sé hasta qué punto recomendaría a una marca, un producto o un servicio vincularse a uno de estos “influencers”. Debería estar muy seguro de quiénes forman parte de su séquito, quiénes son esos fieles acólitos que les siguen sin pestañear. Si no estamos seguros de los destinatarios, una acción de branding puede dársenos la vuelta y resultar contraproducente.

Hay que tener en cuenta si el mensaje de los “influencers” (a los que contratemos para promocionar nuestrolo que sea) va a ser capaz de cumplir con ese propósito y trasladar la imagen de marca o las ganas de comprar o de dar a conocer determinada oferta a sus receptores naturales. En caso contrario, el efecto puede ser de rechazo absoluto. ¿Por qué? Porque estaríamos identificando a nuestros clientes con una imagen, modelo o estereotipo (muchos de estos “influencers” son modelos atípicos, singulares) con el que no tienen ni (y esto es lo más importante) no quieren tener nada que ver.

Por cierto, la foto de esos zapatos que acompaña a este texto son los míos. ¿Hay alguna marca interesada en patrocinarme?

Contra la violencia de género: Libre te quiero, pero no mía


“Cállense y guarden respeto cuando esté hablando un hombre”. Esta frase, lanzada por el alcalde (y repite mandato) de la localidad de Carboneras a una edil de la oposición durante un pleno del Ayuntamiento, sirve para trasladarnos hasta qué punto sigue siendo machista nuestra sociedad y lo difícil que va a ser desterrar la violencia de género en nuestro país porque, no nos engañemos, hay una relación causal directa entre pensar como el corregidor almeriense y someter a malos tratos físicos o psicológicos a una mujer. El machismo es, sin duda, el principal germen de la violencia de género.

Desde que se disponen de estadísticas sobre este tema, esto es, desde el 1 de enero de 2003 hasta la actualidad, 814 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Por eso, hay que aplaudir iniciativas como Decálogo de propuestas. Un planteamiento para mejorar el tratamiento informativo de la violencia machista, presentado en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) por Magda Bandera, directora de "La Marea", y Pilar López Díez, doctora en Ciencias de la información.

De ese Decálogo de propuestas quiero destacar dos. La primera, crear conciencia con el lenguaje, empezando por reforzar la idea de que las mujeres son asesinadas y que no simplemente “mueren”. La segunda, la perspectiva de género debe implementarse transversalmente en todas las noticias de todas las secciones, no solo en la que cubren la violencia machista. Seguramente hacen falta más mujeres mandando en los medios y en el lenguaje.

Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015, el 12,5% de las mujeres de 16 y más años que viven en España han sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida. Y no es una cosa de gente mayor, no. El 30% de las jóvenes y adolescentes admite que les controlan el móvil, la ropa que llevan o las personas que ven. Sólo en 2015, el 2,7% de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual y 9,2% ha padecido violencia psicológica, control, humillaciones, acoso o amenazas.

Por eso, además del trabajo de las instituciones (a destacar dos campañas con el lema "Hay salida" dirigidas exclusivamente a los jóvenes y adolescentes), es preciso que colaboren los medios de comunicación como correa de transmisión para lanzar mensajes de concienciación a la sociedad. Y para que su trabajo sea eficaz, es necesario una perspectiva de género y un correcto tratamiento de las informaciones vinculadas con los conceptos igualdad y violencia de género.

En esta labor de trasladar mensajes contra la violencia de género, es de destacar (coincidiendo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), el llamativo trabajo “Break The Silence”(rompe el silencio) del artista italiano Alexsandro Palombo. Los rostros magullados de famosas sirven como catalizadores sociales para intentar convencer a todas las mujeres que sufren violencia machista para que hablen, lo cuenten y compartan su situación.

Yo también tengo un testimonio personal que, confieso, me avergüenza. Tenía unos vecinos (un pareja y un hijo adolescente) a los que oía discutir o, mejor dicho, a quiénes se les oía gritar e insultar era a los dos “machos”. A la mujer no se la sentía nunca.

De vez en cuando me cruzaba con alguno de ellos en la escalera. Cuando era con ella me compadecía, y cuando el encuentro era con ellos, la sensación era de rabia y hasta miedo. Pensé en pararla y preguntarle si necesitaba ayuda para denunciar su situación. También barajé la posibilidad de llamar a la policía para que acudiera en medio de alguna de esas trifulcas. Pero nunca hice nada. De vez en cuando me pregunto qué sería de esa mujer. Me atormenta que le haya pasado algo y no haber hecho nada por evitarlo.

Como reza el poema de Agustín García Calvo, “libre te quiero, pero no mía. Ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera”.

Atentado de París: TV y el Gobierno suspenden, la radio aprueba, y Twitter decepciona

Está claro que la televisión (pública y privada) sigue siendo un medio indispensable para alcanzar muchos objetivos (publicitarios, sociales, culturales, electorales), pero seamos sinceros; se está quedando viejita. Su incapacidad para responder y estar a la altura de las exigencias de la actualidad quedaron patentes el pasado viernes con motivo de los atentados de París.

De hecho, TVE y Antena 3 interrumpieron sus parrillas por espacio de media hora y cinco minutos, respectivamente; mientras que Cuatro, la Sexta y Telecinco siguieron con sus programas habituales como si tal cosa. Las únicas dos cadenas que, pasadas las diez de la noche, mantuvieron una programación ininterrumpida informando sobre los atentados de París fueron el Canal 24 Horas de TVE, y 13TV.

Otro suspenso para el Gobierno, que dio por muertos a dos compatriotas e, incluso, llegó a llamar a sus familias para comunicarles un fatal suceso que no se había producido. Los dos estaban vivos (ni siquiera habían resultado heridos) pero la noticia de su fallecimiento ya había corrido como pólvora por toda la red y los medios de comunicación. A día de hoy (lunes, 16 de noviembre) aún no han explicado a qué se debió el error.

La radio y, sobre todo, Internet, a través de los medios online y las redes sociales, fueron las voces que nos mantuvieron puntualmente informados. Eso sí, con excepciones puntuales capaces de ensombrecer, aún más, esa aciaga jornada. Twitter me hizo llegar una frase de una periodista tecnológica, profesora de universidad y reciente premio de una fundación creada por una teleco, en la que decía literalmente: “Un #Samsung salva la vida a un ciudadano francés. La metralla chocó contra el móvil”. ¿Se puede hacer algo más obsceno que publicitar una marca vinculándola como salvadora de una vida en este acto de barbarie?

Carne, carnaza, motos y jubilados

La red de carniceros europeos asediada por la falta de formas (verdades a medias) de la OMS. Se ha echado en falta una respuesta unificada y clara que explicara las lagunas del comunicado de la Organización Mundial de la Salud (ellos sí que han puesto en circulación información tratada, pero mal) y saliera en defensa del negocio cárnico. A río revuelto, ganancia de vegetarianos. Buen momento para promocionar esos rincones culinarios tan veganos.

Carnaza, lo de “El Hormiguero”, primero con Soraya, bailando; y ahora con Pablo Iglesias, de singer. ¿Se haría un selfie con el “Hombre de negro”? No lo sé, pero mientras participaba en el circo de Motos, estaban fichando al ex jefe del Estado Mayor con Zapatero. Guiños para todo el electorado. Jóvenes y mayores, sed bienvenidos a Podemos.

Y hablando de Motos, el próximo domingo (o el anterior, según se publique esta entrada) tendrá lugar la escenificación final del enfrentamiento (casi cruento) entre los motoristas Rossi, Márquez y Lorenzo. Un apasionante epílogo para un año de emociones que narra la lucha entre un líder consagrado (il doctore Rossi, a punto de jubilarse); su contrincante de toda la vida, Lorenzo, y un casi recién llegado, el niño Márquez. Todo un clásico del periodismo (como género de narración) deportivo.

A pesar de estar al final de su carrera profesional, Rossi no podría hacerlo porque ni es español ni tiene más de 50 primaveras, pero el resto de nuestros conciudadanos sí podrán informarse de qué pensión disfrutarán cuando se jubilen. El Ministerio de Empleo anuncia que, a partir del 5 de noviembre de 2015, se puedeconsultar por Internet cuál es la pensión (una previsión) que nos corresponderá cuando nos jubilemos.

El Gobierno se comprometió a informar por carta de este dato a aquellos ciudadanos con 50 o más años, y visto que no podían cumplir con su propósito vía postal, han ideado este nuevo método, un simulador online. A tan poco de las elecciones generales, evitar la comunicación epistolar parece una estrategia para esquivar el riesgo de mosquear a parte de ese personal postcincuentón, recordándoles lo poco que les va a corresponder en sus años de jubilación.

Pero, quién sabe, quizás en estos momentos se esté fraguando la solución para aquellos que, llegados a la edad de jubilarse, no han podido contribuir a la Seguridad Social durante suficiente tiempo para obtener una renta justa que les permita vivir sin estrecheces. Y es que dentro de diez años, en 2025, el director técnico de Facebook se ve con capacidad para construir un teletransportador, uno de los sueños y fantasías recurrentes de la ciencia-ficción y de sus seguidores.

Si damos ese paso, cómo no vamos a ser capaces de viajar en el tiempo. Aunque lo más probable es que estos jubilados no viajen veinte años atrás para trabajar y pagar las cuotas de la Seguridad Social; les bastará con ver la tele la noche del jueves y dar un salto atrás en el tiempo de apenas unas horas, lo justo para rellenar una Primitiva e ir a la ventanilla del lotero: “Una apuesta, por favor. Y quédese con el cambio”.

Volkswagen y el efecto dominó

Eficiencia energética, obsolescencia programada y Responsabilidad Social Corporativa son tres conceptos vinculados directamente con el medio ambiente que pueden recibir próximamente el envite del desaguisado de Volkswagen.

El efecto dominó ha comenzado, y afectará a la marca automovilística, a Alemania y la economía Occidental. La pérdida de confianza puede hacer que también se vean afectadas el resto de marcas del automóvil y, en breve, otros sectores industriales.

¿Pagar más por electrodomésticos (Plan Renove) que nos venden como más eficaces, ahorradores y respetuosos con el entorno?, ¿pensar que la avería de nuestra televisión con cinco años es mala suerte y no fruto de una “bomba de tiempo” creada por los ingenieros e instalada en la fábrica de origen?, ¿creer que los datos de la memoria de sostenibilidad de las empresas atienden a criterios reales, confeccionada con valores mesurables o que, simplemente, son lavados de cara públicos con los que contentar a la masa social?

Lo que queda claro es el duro trabajo que tienen por delante los departamentos de comunicación y marketing. Se han retrocedido años en imagen de marca y reputación. A partir de ahora y durante mucho tiempo, deberán luchar contra la desconfianza natural (y la que provoquen agentes externos) sobre las bonanzas de sus representados.

Porque, desde este momento, los esfuerzos para convencer a los stakeholders(accionistas, clientes, potenciales clientes, prensa, gobiernos, y resto de entes y administraciones) de cualquier afirmación que tenga relación con compromiso/gasto/inversión/cobro va a tener que hacerse con luz y taquígrafos y el esfuerzo y tenacidad de titanes.

Ojo por ojo y tuit por tuit

Un juez ha considerado que Luis Pineda, presidente de la Asociación de Usuarios de Banca (AUSBANC), ha difamado a Rubén Sánchez, portavoz de FACUA-Consumidores, a través de una serie de testimonios y opiniones (vertidos a través de Twitter) que el magistrado ha considerado constitutivos de delito. Hasta aquí, nada fuera de lo normal. La noticia está en que al procesado se le ha condenado a pagar una multa de 4.000 euros y, ojo al dato, a retractarse públicamente (a través de Twitter) durante todo un mes.

Siempre se ha dicho, y con razón, que la legislación va muy por detrás de la realidad. Y si es tecnológica, más. No es fácil. En muchas ocasiones las novedades hacen que algunos derechos queden desamparados, se produzcan injusticias, desigualdades, o den lugar a delitos nunca antes tipificados por la Ley.

Los jueces no lo tienen fácil. Administrar justicia cuando apenas hay casuística debe ser como penetrar en una selva nunca antes transitada. Todo está lleno de obstáculos, no sabes qué te espera al siguiente paso, puedes perderte y, sea cual sea el resultado de esa aventura, el camino abierto servirá de referencia a otras personas que transiten por la zona.

El trayecto que ha recorrido este ejemplo de legislación con vinculación tecnológica no ha sido corto. La demanda se interpuso en octubre de 2013, a finales de 2014 se pronunció el Juzgado de Primera Instancia número 22 de Sevilla y es ahora cuando la Audiencia Provincial de la capital andaluza ha ratificado el fallo.

En el caso que nos ocupa, se trata de una sentencia pionera. Es la primera vez que un juez castiga a alguien obligándole a publicar su fallo durante un mes, todos los días, en Twitter, el mismo medio que el condenado utilizó para difamar. Además, tendrá que borrar todos los tuits considerados difamatorios, un total de 57.






Como el texto de la resolución judicial excede los 140 caracteres máximos que permite publicar Twitter, se ha creado una herramienta que posibilitará transcribir la sentencia íntegra. El condenado podrá elegir hacerlo durante la mañana (entre las 9 y las 14 horas) o por la tarde (de 17 a 22).

¿Estamos ante un ejemplo de la “Ley del talión”, con su popular pasaje bíblico del ojo por ojo y diente por diente, donde el castigo se identifica con el crimen cometido no como una pena equivalente, sino idéntica al delito? Lo que para unos representa proporcionalidad, para otros es venganza. Para un juez dirimir causas como esta debe ser fascinante, ¿no?

¿Somos (desde el punto de vista de la comunicación) lo que bebemos?

Acabo de leer algo que tiene mucho sentido desde el punto de vista de la comunicación: “El gin-tonic triunfa porque es la bebida que más se puede personalizar”. Es cierto. Si lo pensamos, podemos elegir una ginebra más cítrica, floral o seca; varios tipos de tónica y una extensa variedad de acompañamientos; a saber, pepino, fresa, cardamomo, pimienta rosa y un largo etcétera de bayas silvestres.

El resultado es una bebida que se adapta a nuestra forma de ser o estado de ánimo mucho más que cualquier otro “trago” del panorama actual. El gin-tonic es un ejemplo de adaptación singular, de rebeldía individualista en este tiempo que vivimos, caracterizado por el consumo gregario de bebidas espirituosas.

Y es que, desde hace muchos años, la inmensa mayoría consume los mismos combinados alcohólicos. Una suerte de destilado con refresco inmersos ambos en un vaso de tubo repleto de cubos de hielo, algo que dice muy poco de nuestros gustos. Como mucho, la gente se aventura a especificar una marca (de alcohol) como máxima enseña de su identidad. Una pista insuficiente para que podamos siquiera intuir algún aspecto de la personalidad de quien pide la copa.

Antes, con la cultura del cóctel (sobre todo en Estados Unidos), sí que existía un diálogo que surgía del propio consumo. Según cuál eligiéramos podíamos transmitir si nos habíamos pasado con la comida (digestivos), teníamos calor (refrescantes), pretendíamos ganar fuerza (reconstituyentes), adquirir valor (subiditos de alcohol) o si somos un pelín horteras (con sombrillita).

Otro de los signos distintivos del “trago” en cóctel es el formato (vaso corto, largo, copa) y la ausencia de prisa; porque la preparación, como un rito, es esencial para obtener el resultado esperado. Las medidas deben ser proporcionadas y perfectas. Unas gotas de angostura, medio zumo de limón, hielo picado, un chorrito de ginebra… Hay que buscar la proporción aurea donde lo pequeño es a lo grande lo que lo grande es al todo.

Y si se lo están preguntando, la respuesta es “NO”, no me excedo en el consumo de alcohol. Me considero un bebedor social, de los de tomar el aperitivo con unas cañas algún fin de semana y media copa de vino a diario para comer, por eso de sus beneficios cardiovasculares y propiedades antioxidantes. Pero esa parte de la Comunicación y el Marketing, la de conseguir que la población crea en las supuestas bondades del consumo de un producto, como el alcohol, teñido de dudas para la salud del organismo, ya hablaremos otro día.

La línea recta no es siempre el camino más corto

En una ocasión utilicé el símil del billar para explicar que no siempre la línea recta es la mejor elección para alcanzar un objetivo. En la Comunicación y el Marketing, como en el billar, hay que medir ángulos, tener en cuenta la reflexión y el efecto, la fuerza que se aplica, las distancias, los efectos originados…

Las posibilidades son múltiples: carambolas directas, a banda, a tres bandas... La elección dependerá de la disposición de los objetivos y/o de lo espectacular o práctico que se quiera ser en su consecución en cada momento.

En el caso del billar americano, como símil de la Comunicación y el Marketing, las combinaciones son infinitas. Hay efectos curvados, bolas comodín, efectos laterales, clavados o stops, etcétera. Hay estrategias para defender, para atacar, para controlar la partida incluso cuando no se tiene opción de ganar un punto y hay que pasar el turno al competidor.

Podremos utilizar golpes directos y con fuerza; indirectos, utilizando otras bolas o los laterales de la mesa como aliados; tiros suaves y sutiles; tiros combinados donde entronamos dos bolas a la vez...

La diferencia entre un buen y un mal jugador de billar, o un buen o mal comunicador, está precisamente en controlar la técnica, tener habilidad, capacidad estratégica, conocer a la perfección la superficie de juego sobre la que se juega (la empresa), ver dónde están cada una de las bolas (elementos internos o externos de la empresa en cuestión) que están sobre ella y elegir la mejor posición para empezar la partida o para continuar una partida ya iniciada.

Y es que en el billar, como en el mundo de la Comunicación Empresarial, no se trata de dominar las líneas rectas sino las curvas y hay que controlar en todo momento el rozamiento, el empuje y las inercias.

Relato corto. Qué poco dura la alegría en la casa del pobre

María se mostraba feliz. La oferta de trabajo para oficinista en la empresa zapatera se ceñía a su perfil profesional como un guante, “A ver, a ver. Manejo a la perfección Photoshop”, pensaba, “tengo un Grado por la UAM en comercio online, hablo y escribo inglés con fluidez, poseo experiencia en servicio postventa, sé hacer un seguimiento de una tienda online y de una red social y estoy capacitada para llevar la comunicación con el almacén para procesar los pedidos”. ¡Bien!, lo tengo todo”

Pero no, a María le quedaba una línea por leer: “Es preferible que calce una talla 37 de pie para poder realizar fotos sobre muestras o prototipos de nuevas temporadas”. Adiós al trabajo, María calza un hermoso 40. Qué lástima, le sobran tres números para haber podido acceder a un trabajo con un sueldo de 600 a 900 euros brutos al mes (¿dependerá de cuánto se aleje del número de pinrel deseado?). Otra vez será. Ánimo, María.

Comunicar a salto de mata te puede dejar embarazada

Uno, que se desenvuelve ahora profesionalmente por los terrenos del freelancismo, cual mercenario de la comunicación, tiene que enfrentarse con algunos trabajos (la mayoría situaciones de crisis) que, en ocasiones, son difíciles de terminar con final feliz por las prisas del cliente y las complejidades de los mismos.

Una vez que termino con uno de esos encargos suelo proponer al cliente un plan de comunicación a medio plazo. El esfuerzo es más continuado y los resultados se mantienen durante mucho más tiempo, por lo que el desembolso al que tiene que hacer frente se convierte en una mejor inversión (y en un coste previsible).

Por poner un símil, es como si empezáramos a ganar kilos y en lugar de acudir a un endocrino para que nos hiciera las pruebas pertinentes y, en función de los resultados de las mismas, nos indicara el régimen alimenticio que mejor se adapta a nuestro estado de salud, nos fuéramos a una clínica de cirugía estética para practicarnos una liposucción (con regalo de una inyección de botox en los labios).

Sí, es cierto que el resultado será inmediato. Servirá para extraernos la grasa sobrante, pero el procedimiento es tan agresivo con nuestro cuerpo que rápidamente volveremos al estado inicial.

La comunicación no debe convertirse en el último recurso para responder a lo que se consideren ataques (ya sea por acción u omisión) de agentes externos y/o internos que perjudiquen el negocio de un determinado cliente. Un plan de comunicación sirve para evitar y prever este tipo de contingencias.

La píldora del último recurso es un medio adecuado para una urgencia. Sirve para dar solución a una contingencia no prevista y evitar un embarazo no deseado. Pero, una vez que se ha pasado por ese trance, lo normal es tomar medidas preventivas que eviten el susto; y, lo anormal, sería volver a reincidir en ese error una y otra vez. Al final, te quedas embarazada, sin ser tu deseo.

Todo es estrategia. Hay que conocer cuáles son los puntos débiles y fuertes de la estructura que defendemos. Cuidar la comunicación (externa e interna) hacia nuestros grupos de interés; analizar las acciones de nuestra competencia; sus productos o servicios, y actuar en consecuencia. En definitiva, hay que hacerles ganar más dinero, reforzar la marca o la reputación, según el caso.

Por eso, yo defiendo la importancia de contar con un servicio de comunicación estable (interno o subcontratado) y que no esperen a tener el agua en el cuello para buscar una solución. Actuar a salto de mata te puede dejar embarazado y, lo peor de todo, el botox en los labios ya no es cool y deja un aspecto de pez soplando muy poco glamuroso.

Una app para controlar el consumo y gasto de electricidad



Con la entrada en vigor de la nueva tarificación de consumo eléctrico y la instalación de los nuevos contadores “inteligentes” (las eléctricas llevan instalados 11,9 millones de nuevos equipos, un 43% del parque total existente en España), el consumidor ya paga en tiempo real el precio de la electricidad (que cambia cada hora y cada día).

¿El resultado para el ciudadano? Un auténtico caos que le dificulta saber qué franja horaria es la más idónea para ahorrarse unos euros en la colada, o evitar poner el aire acondicionado en los picos más caros de la jornadas estivales.

Lo que yo me pregunto, es ¿por qué el Gobierno, a través -por ejemplo- de la Comisión Nacional del Mercado y Competencia (CNMC), no exige a las eléctricas el desarrollo de un sistema que permita que el ciudadano pueda monitorizar (por medio de Internet) su consumo y traducirlo inmediatamente a euros gastados?.

Algo tan fácil como que te puedas descargar una app a tu móvil para comprobar cuánto llevas gastado hasta ese momento o marcar una alarma de consumo a partir de la cual nos avise y procedamos a ser más ahorradores. Y ya, desde casa, lo suyo sería acceder a la web de nuestro suministrador para comprobar los consumos individualizados de cada aparato (lavavajillas, televisor, lavadora, etc.) y de la iluminación, aportando una serie de estadísticas que sirvan para desglosar y comparar el consumo/gasto por día, mes, horario; o que permita saber qué electrodoméstico es más o menos eficiente. Como se hace con la telefonía, sin ir más lejos.

¿Imposible? De eso, nada. Si bien es cierto que era más dificultoso y caro medir el consumo de electricidad -como flujo de electrones a determinada tensión y forma de onda-, que medir el consumo de telefonía y de datos -como flujo de Kbytes y ancho de banda-; ya existen desarrollos que lo permitirían, sin obra y a un precio asumible.

Uno de ellos es español. Cysnergy SL, empresa creada en el seno del Parque Científico de la Universidad de Valencia (PCUV), dispone de un ingenio que ya utilizan grandes empresas (Heineken, Ford, Adif, entre otras) y que facilita que el cliente/consumidor de electricidad pueda conocer (de forma desglosada) sus consumos, las emisiones de CO2 y el grado de eficiencia eléctrica; facilitando con ello, la certificación de su Huella de Carbono.

El reto está en poner en el mercado un sistema, con similares características, que pueda ser integrado de forma económica en los hogares. ¿No sería lógico implantarlo para ofrecer al ciudadano el timón que le permita controlar y decidir sobre su consumo de electricidad de una forma clara, eficaz y transparente? Pues eso.

¿Vacaciones por agencia o por P2P?

Ya estamos en pleno verano y habrá que buscar un destino turístico para pasar unos días de paz o unas noches frenéticas, según tenga el cuerpo y el ánimo cada uno. Y, ¿cómo lo haremos?, ¿iremos a una agencia o buscaremos en alguna de las plataformas P2P (Airbnb, Wimdu, Homeaway, Niumba, etcétera) que ofrecen alquiler turístico de viviendas?

La cosa es que hace una década, un 20% de los turistas y un 25% de las pernoctaciones ya utilizaban una vivienda de alquiler. En aquel entonces, este tipo de actividad paralela representaba el 19,4% del mercado de alojamiento turístico de pago en España, en términos de turistas; y el 28,3%, en términos de pernoctaciones. Era asumible.

El uso turístico de viviendas de alquiler ha mantenido durante años un razonable equilibrio en cuanto a capacidades disponibles y porcentaje de mercado en relación al mercado de alojamiento regulado. Se correspondía con las vacaciones de verano de las familias españolas y, como media, nunca era inferior a una semana.

Lo que ha ocurrido es que, en los últimos cuatro años, las plataformas de intermediación P2P han multiplicado la difusión de esta oferta y el acceso a la misma a una demanda de carácter internacional, incorporando una nueva oferta residencial en el mercado turístico de cortas estancias, principalmente en ciudades.

Estamos hablando de una oferta de 2,7 millones camas que ya supera al número total de plazas regladas y casi duplica la capacidad de todas las hoteleras. Una penetración de oferta de alojamiento turístico que, además de su falta de regulación y de no contribución a las arcas del Estado (por eso son más baratas), no garantiza los derechos de sus usuarios.

En los edificios de viviendas de las grandes ciudades, esta actividad (que representa el 48% de toda la oferta de alquiler turística urbana) está teniendo implicaciones adversas sobre la configuración urbana y la convivencia de los usos turísticos con los residenciales. Los barrios céntricos de las ciudades se están desnaturalizando con unos nuevos “vecinos” que cambian casi a diario y con unas costumbres (recordemos que vienen de vacaciones) que a menudo no son compatibles con las del resto de inquilinos/propietarios permanentes de la finca.

De hecho, esta práctica está expulsando a vecinos de siempre; a unos porque no resisten la actividad frenética que se desarrolla al otro lado de su pared; y a otros, que les interesaría vivir allí, no lo consiguen porque a los propietarios ya no les compensa el alquiler convencional de su vivienda. Obtienen más dinero por una semana de alquiler vacacional que por un mes de alquiler estable a una familia.

Vaya dilema. A pesar de ser un firme defensor de la economía colaborativa que permite ahorros sustanciales a los particulares con menos ingresos, también he sido propietario de una casa rural, reconocida por la Junta de Andalucía, y sé el daño que puede hace una competencia desleal (de alquiler turístico) cuando es desproporcionada y no está regulada. Dejo a sus conciencias dónde pasar sus vacaciones.

Las audiencias como excusa para atacar a los enemigos

Sí, parece claro que no tener un share importante es motivo más que suficiente para suprimir cualquier programa de la parrilla televisiva. Pero, ¿qué pasa cuando su éxito o fracaso no lo marca la calidad del mismo sino la elección del día de emisión, de la hora, de cuántos cortes publicitarios van a interrumpir la intriga y en qué momento se van a producir?

No, no voy a hablar del programa de Buruaga, me refiero a otra serie de ficción, “True detective”, emitida por “La Sexta” y protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson. Una serie que HBO presentaba en Estados Unidos en enero de 2014 con gran acogida de crítica y público y que, ¿inexplicablemente?, en España tiene toda la pinta de desaparecer sin siquiera terminar la primera temporada.

“True detective” se presentó un jueves a las 23:41 horas, tras otra serie de ficción, “Refugiados”. No sé si era buena idea programar la emisión de las dos juntas; la cosa es que esa primera emisión de “Verdadero detective” captó el interés de 868.000 espectadores (7% del share).

A la semana siguiente, el segundo capítulo bajó a 569.000 televidentes y un 4% del share; así que los responsables de programación decidieron trasladarla a la noche de los lunes. El cambio no fue demasiado bien. En las dos siguientes entregas se mantuvieron (más o menos) los mismos guarismos y porcentajes.

Pero fue precisamente en el cuarto capítulo cuando comenzó el principio del fin. No se les ocurrió otra cosa que ir a publicidad en medio de un plano secuencia de seis minutos mítico. Uno de los momentos estelares de esta historia policíaca (ya conocido porque se ha emitido en Estados Unidos), uno de esos fragmentos televisivos que son capaces de igualar el nivel de las mejores producciones cinematográficas. Todo ello con el consiguiente enfado (gran parte de él se reflejó en Twitter) de sus maltratados seguidores.

No contentos con esto, ¿cuál fue la genial idea para recuperar televidentes y share? Emitir el siguiente capítulo de madrugada (comenzaba a las 01:11 horas), con lo que espectadores (adormecidos) y porcentaje se precipitaron estrepitosamente (181.000 y 4%, respectivamente).

Los derechos de este tipo de productos (de éxito) son muy caros y la capacidad de los profesionales de Atresmedia está contrastada; con lo cual, sólo me queda pensar mal y creer que hay alguien de la cadena promoviendo la falta de audiencia como excusa para atacar al responsable (físico o jurídico) de su programación o compra.

¿Es una guerra civil en la que alguien con suficiente poder (capaz de programar días y horas de emisión nefastas e, incluso, seleccionar el peor momento para la realización de los cortes publicitarios), trata de poner en aprietos a algún enemigo interno de la cadena? Quizás necesitemos un “True detective” para solucionarlo.

Vista previa del vídeo PLANO SECUENCIA - TRUE DETECTIVE (Increible!!!) de YouTube

El Bulli ha muerto, vuelven las ‘choripapas’

Cometí un gran error. Regalé a mi chica un kit de cocina molecular. Sí, una serie de componentes químicos que sirven para hacer esferificaciones y emular algunos de los platos de Ferrán Adrià. Debería haberlo hecho hace diez años, ahora es demasiado tarde. Hemos pasado a formar parte de esa clase media empobrecida que durante un tiempo fugaz tuvo la miel en sus labios. La crisis económica (sumada a la anterior del periodismo) se ha encargado de trasladarnos a otra realidad, también de sabores, texturas y aromas.

Desde aquí vaticino la muerte inminente de la alta cocina en España. A pesar del éxito de programas televisivos como “Master Chef”, de que “El Celler de Can Roca” haya vuelto a ser reelegido como el mejor restaurante del mundo, de la presencia de la cebolla caramelizada en cualquiera de las tapas del más infecto de los baretos o del asalto al mundo de la publicidad de cocineros con estrellas Michelin como si se trataran de músicos o actores. Estamos asistiendo a los estertores de la “nouvelle cuisine”.

El estallido de la burbuja culinaria comenzó el 30 de julio de 2011 con el anunció del cierre del restaurante “El Bulli”, de Adrià. Lo que hemos experimentado desde entonces es el impulso de un tren cargado de recetas sofisticadas y emplatados modernos que, a cada estación donde paraba, se iba encontrando con menos personas dispuestas a subir a sus vagones. Vivimos la inercia del éxito.

No se confundan. No ha sido la clase alta (es un porcentaje demasiado pequeño) la que ha sustentado a los restaurantes de la vanguardia culinaria. Su notoriedad se debe en todo caso a la curiosidad (y capacidad de ahorro) de la clase media, ya en camino de extinción, y su permanente interés por disfrutar o compartir los placeres más elevados. ¿O se creen que hay tanto rico como para reservar mesa con año y medio de antelación en esos templos de los fogones?

Adrià ha anunciado que el 30 de junio vuelve a la carga (“Heart”). Pero será una propuesta que aúna comida y espectáculo (de la mano del Circo del Sol), en un espacio (Ibiza) de temporada alta todo el año y visitantes con posibles. No es un restaurante de vanguardia enclavado en una cala perdida de Gerona, estamos casi en un parque temático en una isla con un enorme tráfico de turistas de clase media/alta.

El futuro gastronómico de España vuelve a pasar por los platos de cuchara, las aves de corral y quién sabe si una vuelta de la casquería. Cada vez hay más españoles que se llevan la tartera al trabajo, salen a comer comida basura y los fines de semana acuden al domicilio de los padres en busca de sabores y aromas más agradables o los reproducen como pueden en sus casas.


La cocina de calidad ya no se busca en los restaurantes de lujo porque los sueldos medios no permiten pagar un menú de degustación de 90 pavos (bebidas aparte). Comer bien se vuelve a relacionar a hacerlo en casa de los padres y de los abuelos, esos que ahora resultan ser el sustento (moral, económico y alimenticio) de tanto hijo y nieto en paro.

Las espumas y aires, las esferificaciones inversas y los crujientes han dado paso a las albóndigas, las “choripapas” el cocido y el arroz con pollo. Estas son las nuevas estrellas del menú de un país con la clase media deconstruida, como la tortilla de Adrià, en parados y asalariados precarios. ¿Oído chef?

Para ser líder no hay que valer, hay que estar en el sitio indicado

Gandhi, Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Alejando Magno son cuatro claros ejemplos de líderes. Según quiénes les definan y las condiciones en que a esas personas les tocó conocerles (relación amistosa, profesional, familiar, etc.) pueden representar muchas variables, incluso ser una cosa y la contraria. Naturales o impostados, participativos o autocráticos, carismáticos o poco seductores, extremadamente inteligentes o patológicamente engreídos… Todo dependerá de quién opine sobre ellos.

No son exactamente modelos que se puedan seguir fácilmente ni tan siquiera observarse de cerca, y sus características son tan peculiares que difícilmente podrían ser reproducidas. Resultan modelos únicos, metas demasiado exigentes para la gran mayoría. Y, cuando intentamos imitarlos, en el mejor de los casos hemos de conformarnos con obtener malas copias de sus mejores atributos.

La verdad es que los líderes que nos suelen rodear, ya sean impuestos o elegidos, nuestros jefes y gobernantes, no son siempre esos faros profesionales, culturales o de ideario a los que nos gustaría respetar y seguir. En muchas ocasiones resultan ser grandes fiascos que carecen de autoridad, prestigio, conocimientos o formación para estar donde están.

Esperanza Aguirre, Rita Barberá o Rosa Díez, tres líderes políticas (o lideresas, que diría la primera), son ejemplos recientes de dirigentes en descrédito, caudillos (utilizado sin acritud) que partían en olor de multitudes y la realidad les ha hecho parar en seco sus pretensiones.

Nos damos cuenta en las crisis. Como dijo Michael Useem, uno de los grandes especialistas en liderazgo: “El liderazgo de empresas y países tienen su mayor impacto en tiempos de incertidumbre y cambio”. En esos momentos, es donde es necesario que alguien emerja por encima de los problemas y sea capaz de tomar una decisión que sirva para aliviar el problema.

Todos tenemos una historia plagada de jefes/líderes incompetentes e incapaces sobre los que nos preguntamos cómo llegarían a sus puestos de responsabilidad. Sí, en ocasiones fue nepotismo, pero también supieron aprovechar su momento, hacer una lectura positiva de las circunstancias y tomar provecho de ellas.

De esta forma, ese liderazgo pudo surgir justo cuando se creó el grupo/empresa y no existía jerarquía (vacío de poder); cuando se planteó una crisis y se hizo necesario encontrar a alguien seguro de sí mismo (aunque fuera una auténtica nulidad como profesional) que asumiera el papel protagonista, o que se desarrollara en la sombra y sin pretenderlo, en actividades donde es obligado tratar con mucha gente y durante poco tiempo por lo que las lagunas del líder se enmascaran y no suelen quedar al descubierto.

¿Ser líder es más un problema de oportunidad que de aptitudes? Lamentablemente, así es. Piensen en su caso particular y vincúlenlo con alguno de los modelos del párrafo anterior. Cuadra, ¿verdad? Así nos va en muchas empresas y gobiernos.

¿Qué te apuestas? Una acción de lobby para los ‘loteros’

La comunicación para hacer lobby está en pleno auge, más cuando hay elecciones próximas de por medio. Anuncia la prensa que el gremio de los “loteros” estatales está recogiendo firmas para exigir la retirada de un impuesto que grava en un 20% los premios superiores a los 2.500 euros. Una norma impuesta por el Ministerio de Montoro, en enero de 2013, como aportación solidaria a una España en plena crisis.

Lo cierto es que, según los datos de la Agrupación Nacional de Asociaciones Provinciales de Administradores de Lotería (ANAPAL), las cuentas de los técnicos de Montoro no estaban bien hechas. Los ejes centrales de esta acción de comunicación lobby, emprendida por las asociaciones que conforman la red comercial de Loterías y Apuestas del Estado (Anapal y Fenamix), giran en torno a cinco elementos: el Gobierno está vanagloriándose de la mejora actual en la economía española, el impuesto del 20% es injusto porque grava dos veces sobre el ciudadano, no ha servido para recaudar lo esperado, está provocando una caída en picado de las ventas (se estima que 1.850 millones de euros menos en apenas dos años) y, con ella, una crisis de la red comercial de la lotería estatal.

Una acción lobby que culmina el 21 de mayo con una escenografía casi teatral (la entrega de las firmas en el Ministerio de Hacienda) y que comienza con una comunicación interna muy potente. Hay que hacer llegar a los más de cuatro mil establecimientos que venden exclusivamente las loterías estatales la necesidad de ponerse en acción y animar a sus clientes a que firmen el documento de rechazo al 20%. El objetivo no es la recogida de apoyos para solicitar una iniciativa legislativa popular (en España se precisan 500.000 firmas), les basta con mostrar cuánta gente les secunda pero es muy posible que la cifra de signatarios que se alcance sea colosal (con 250 firmas por establecimiento se alcanzaría la cifra del millón).

También es preciso contar con argumentos poderosos. Antes de ponerse en contacto con la prensa hay que disponer de estudios que demuestren que las estimaciones del Ministerio de Hacienda para imponer esta medida estaban equivocadas, ofrecer las cifras reales de recaudación, las que se hubieran obtenido de no haber entrado en funcionamiento la tasa y las previsiones en función de que se mantenga o se suprima. Esto para satisfacer a los profesionales de la información de las secciones de Economía; pero queda la parte social, la comunicación debe lograr que la ciudadanía se implique, que sepa que está ante una reivindicación justa que le afecta directamente y que procede de un gremio con muchas dificultades para salir adelante, cuyos ingresos están disminuyendo para mal de todos, porque no hay que olvidar que el 30% de los ingresos (de lo que gastan los ciudadanos en lotería y apuestas del Estado) va directamente a las arcas del Estado.

Muchos piensan que los dueños de las administraciones de lotería y apuestas del Estado se forran. Pero no, para sacarse (por poner una cifra que ahora suponga un sueldo medio) 1.100 euros brutos al mes (antes de gastos e impuestos) tienen que vender 20.000 euros en lotería o apuestas o, lo que es lo mismo, que cada día han de pasar 129 personas por cada uno de sus establecimientos y dejarse una media de 6 euros en probar suerte. Sí, es cierto que en Navidad una gran mayoría de españoles juega a la Lotería y el gasto por ciudadano aumenta, pero es una venta estacional cuyos ingresos se distribuyen en los cuatro meses anteriores al sorteo navideño; el resto del año los ingresos bajan muy considerablemente y a la mayoría le da solamente para sobrevivir.

Una acción de estas características debe tener un prólogo (una nota de prensa contando la historia y anunciado un desenlace: la entrega de firmas), un desarrollo (calentar el ambiente mediante las redes sociales y movimiento del comunicado en los foros) y un desenlace (la nota de prensa con la cantidad de firmas lograda y su entrega en el Ministerio de Hacienda). ¿Se conseguirá la derogación inmediata del impuesto? Estamos en periodo de elecciones y todo puede ocurrir. En el peor de los casos (para los que exigen la retirada de este impuesto) se habrá creado una ola que probablemente servirá para elevar sus peticiones y obtener una negociación con el Gobierno.

“Un 82% de los niños españoles cree que sus padres son felices en el trabajo”

A esa curiosa creencia llegué de casualidad. Estaba buscando información sobre una noticia que leí esta mañana en la que se decía que “tres de cada cuatro puestos de trabajo disponibles no se llegan a publicar ni en la red, ni radio, prensa o televisión”. Esto último lo dice un estudio de Creade-Lee Hecht Harrison, consultora del Grupo Adecco, empresa especializada en Recursos Humanos.

Esta noticia, que aparecía en la edición del “20Minutos” , contaba cómo las compañías buscaban directamente a los aspirantes (sobre todo directivos) a través de agencias cazatalentos o plataformas profesionales como Linkedin (con más de 270 millones de usuarios en todo el mundo y cinco de ellos solo en España).

Pero volvamos al estudio de Adecco protagonizado por los infantes. Se les preguntó cuáles eran las claves para obtener la felicidad laboral y mayoritariamente recomendaron: disfrutar del trabajo que se hace, tener un buen ambiente laboral y cobrar un buen sueldo. La VII encuesta de Adecco y Fundación Adecco ¿Qué quieres ser de mayor? también ha querido conocer qué consejos darían los hijos a sus padres desempleados, qué medidas anti- crisis aplicarían o a qué edad les gustaría jubilarse.

Para los chavales, la felicidad en el trabajo estaría asegurada si en su puesto laboral tuvieran “chuches”, “un árbol de Navidad”, “delfines” o “cosas que diviertan”. Otros niños consideran que ese bienestar es más una cuestión de autoridad, y que la felicidad en el trabajo se obtendría con “ser jefe” o “no tener jefe”.

Chicos y chicas tienen muy claro que, para salir de la crisis, hay que crear más empleos (22,8%) y no malgastar (12,2%). Si tenemos en cuenta la opinión de los varones, tras estas medidas básicas, la tercera en aplicarse debería ser el ahorro (7,8%), seguida de una bajada de los precios (6,8%) y un reparto más justo de la riqueza (5,2%). Para las niñas, repartir el dinero de manera más justa sería la tercera opción para acabar con la crisis (11,3%), junto con bajar los precios (7,7%) y trabajar más (5,7%).

Algunas propuestas para salir de la crisis son hacer huelga, bajar el sueldo a los políticos o cambiar la moneda que tenemos. “Jubilarse antes para que los jóvenes tengan trabajo” o “pagar lo mismo a las chicas que a los chicos” serían otras de las medidas más sociales que proponen los encuestados. Algunas propuestas de la chiquillada ya las han puesto en práctica algunos Gobiernos, como la de “poner carteles que digan que no hay crisis” o que estamos saliendo de ella. Cosas de niños.

Mecánica cuántica en el Oktoberfest

Últimamente he tenido la oportunidad de disfrutar de dos películas, “Interstellar” y “Coherence”, recomendadas por mi hijo. Ambas, con contenidos que desde mi punto de vista resultan apasionantes, son dos claros representantes del género ciencia-ficción en su versión “comecocos” (por el efecto mental que logran sobre quién las visiona).

Las dos desarrollan teorías físicas tratadas por el séptimo arte y la literatura hasta la saciedad. En el primer caso, “Interstellar”, la trama va sobre los agujeros negros o, lo que es lo mismo, la existencia de los agujeros de gusano y la curvatura espacio/temporal que teóricamente dan lugar a la posibilidad de viajar en el tiempo, enunciados que han formado parte de los trabajos de Einstein y Stephen Hawking, entre otros.

“Coherence”, por su parte, es una historia que relata las consecuencias del paso de un cometa para un grupo de amigos residentes en Finlandia. Una excusa para hablar de universos paralelos y de saltos cuánticos en los que distintos tipos de realidades interactúan entre sí. El director la rodó en su propia casa, con interpretaciones casi improvisadas.

En ambas aparece el principio de simultaneidad dimensional, donde se establece que dos o más objetos físicos, realidades, percepciones y objetos no físicos pueden coexistir en el mismo espacio-tiempo, y la existencia de agujeros negros como entrada a universos paralelos.

En “Coherence” se habla expresamente del experimento del “Gato de Schrödinger” (por el físico austriaco Erwin Schrödinger). Un supuesto formado por una caja cerrada que contiene un gato, una botella de gas venenoso y un dispositivo, el cual contiene una partícula radiactiva con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo dado, de manera que si la partícula se desintegra, el veneno se libera y el gato muere.

Al terminar el tiempo establecido, hay una probabilidad del 50% de que el dispositivo se haya activado y el gato esté muerto, y la misma probabilidad de que el dispositivo no se haya activado y el gato permanezca vivo. Según los principios de la mecánica cuántica, la descripción correcta del sistema en ese momento será el resultado de la superposición de los estados «vivo» y «muerto»

En eso se basa la peli, en la interpretación de los «muchos mundos», formulada por Hugh Everett (el físico estadounidense que propuso por primera vez los universos paralelos en la física cuántica) en 1957, el gato está vivo y muerto a la vez pero en ramas diferentes del universo: ambas son reales, pero incapaces de interactuar entre sí.

Y ahora les diré para qué me sirve intentar comprender estas teorías científicas y para qué les puede servir a ustedes. Pues para entender por qué los OktoberFest, la fiesta de la cerveza alemana que, como bien dice su nombre, se celebra en el mes de octubre, aquí en España la emulamos en los meses más insospechados (marzo en Alcobendas o abril en Alcorcón). ¿Un agujero negro?, ¿un pliegue espacio temporal? La respuesta es pura mecánica cuántica.

La mitad de los españoles de entre 55 y 64 años se conecta a Internet a diario

Hay muchos datos de la 15ª edición de su informe anual "La Sociedad de la Información enEspaña", correspondiente a 2014 y elaborado por Telefónica, que me sorprenden. Pero quizá uno de los que más me llaman la atención es el que afirma que la mitad de los españoles de entre 55 y 64 años se conecta a Internet a diario. Este grupo es el que más crece en 2014, 8,6 puntos porcentuales más que el año pasado.

Yo nací en 1962 , el año en el que se casaban Don Juan Carlos y Doña Sofía; se suicidaba Marilyn Monroe, y los directores de cine Berlanga y Kubrick estrenaban "Plácido" y "Lolita", respectivamente. Ni siquiera alcanzo el inicio de esa franja de edad, entre los 55 y los 64 años, de los que habla el informe de Telefónica y me considero un usuario más o menos experto en la materia debido a mi vocación (las nuevas tecnologías) y a mi profesión (profesional de la información).

Lo cierto es que la llegada de la microinformática a la sociedad civil (a los trabajos, las instituciones) pilló a mucha gente con el paso cambiado por la edad. Llegué a tener un director de periódico (que ahora estará por los sesenta y tantos del estudio) que en la última etapa de la década de los ochenta alquiló un piso para guardar sus recortes, sus archivos, simplemente porque en casa ya no le cabían más.

Por esa razón de edad (y el contacto habitual con otros "especímenes" de mi generación), pensaba que mis conciudadanos mayores de 55 tacos y menores de 64, estarían más alejados de sentir esa atracción por Internet de la que habla el informe de Telefónica. Atrás quedaron las campañas de formación y universalización de Internet que utilizaron los distintos gobiernos del PP y del PSOE para subirse al carro de la tecnología y la modernidad que representaba el código binario.

¿Qué ocurrió el año pasado para que aumentara tanto el interés de esa gente y les hiciese conectar todos los días a Internet?, ¿tendrá que ver con ese otro colectivo que se ha quedado en paro y no encuentra salidas profesionales a pesar (y digo a pesar porque debería ser un activo en sus CV) de su edad? Deberían haber prolongado los datos de esa parte del informe y habernos informado para qué se conectaban a diario toda esa gente, qué buscaba en Internet y con qué propósito la utilizaban.

Otros datos a tener cuenta del informe de Telefónica es que, por primera vez, los ingresos por la Banda Ancha Móvil han superado a los de la Banda Ancha Fija; que en 2014 España consolida su liderazgo dentro de los países más relevantes de la UE con un 81% de smartphones sobre el total de móviles, 10 puntos por encima de la media, después de crecer 5 puntos en el último año; y que dos de cada tres españoles utilizan más de un dispositivo para acceder a Internet, por encima de Reino Unido y de Estados Unidos.

Perdonen las molestias. Voy a hablarles de pobreza

Es muy difícil salir a la calle y no encontrarse con alguien pidiendo una limosna o, en términos seglares, una ayuda económica. Una acción que lejos de tomarla con ligereza o frivolidad, también tiene una lectura técnica que, desde el punto de vista de la Comunicación, pretendo mostrar.

Los diferentes individuos que forman el colectivo (de toda condición, edad y género) que día a día sale a las calles en busca del favor de sus congéneres se diferencian en las estrategias elegidas para intentar subsistir mendigando. Poniendo como ejemplo la ciudad de Madrid, podemos hablar de acciones pasivas y activas, desarrolladas en el exterior y bajo tierra (en la red de Metro y Cercanías), respectivamente.

En el exterior y dentro de las pasivas, algunos optan por apostarse a las puertas de los grandes almacenes y de los negocios de las calles más transitadas y emblemáticas. Posicionamiento comercial. Una clara apuesta por una buena ubicación en zonas de afluencia de personas con intención/necesidad de gastar.

Otros, más seculares, prefieren las puertas de las iglesias transfiriendo el éxito de su elección a las obligaciones cristianas de sus visitantes. Estaríamos hablando de voluntarismo (todo depende de la voluntad divina) y de clientes cautivos.

En ambos casos apenas hay diálogo (mensaje), en muchas ocasiones una breve y reiterada letanía o unas líneas sobre un cartón sirven para dar y transmitir testimonio de la difícil situación que se vive. Apelan a la caridad, a la generosidad, sin siquiera intentar influir directamente en la voluntad de sus congéneres más agraciados. Buscan lo que podríamos denominar el ingreso por impulso.

Siguiendo con las acciones pasivas realizadas en el exterior, pero algo más proactivas, un tercer bloque lo conforman las personas que piden en los semáforos. Un grupo más interactivo con su entorno que bien ofrece un servicio (limpieza de cristales del coche), un producto (habitualmente clínex) o exhibe una habilidad de entretenimiento (acróbatas) en una zona muy específica: los aledaños de un semáforo ubicado en una calle de mucho tráfico.

La comunicación verbal con sus "clientes" es mínima y el éxito depende más de la estadística (el elevado paso y parada de vehículos) que de la calidad del servicio o producto que se ofrece. Aquí puede existir fidelización, debido a que el semáforo en cuestión se convierte en punto de encuentro habitual entre oferta y demanda todos los días e, incluso y en el extremo opuesto, coacción (en la mayor parte de los casos nos dan un servicio como lavar nuestro parabrisas sin pedirlo o a pesar de nuestros intentos por impedirlo, y piden una recompensa a cambio).

Luego están las acciones activas. Tienen lugar en el Metro, tanto en sus pasillos como, sobre todo, en el interior de los vagones. En este caso podrían categorizarse en artísticas y rogativas. El escenario cambia con respecto a las pasivas anteriormente analizadas. Ahora el menesteroso se convierte en el centro de atención, cobra un protagonismo inusitado (en relación con el pasivo del exterior antes visto) y dispone de un mensaje especializado de mayor impacto.

En el caso de los que realizan sus acciones mediante un discurso artístico más o menos profesional (cantando, tocando un instrumento, recitando, etcétera), lo hacen a través de un mensaje positivo que no requiere siquiera la explicación de la causa que les lleva a actuar en ese escenario. "Mi arte te acompaña durante un par de minutos y espero tu recompensa", parecen decir. No es un acto de caridad, es un pago por un servicio.

Dentro de esta categoría están los que se emplazan en algún pasillo muy transitado con la funda del instrumento abierta como reclamo para las monedas (en algunos casos obligados por el volumen y/o peso de su herramienta de trabajo, o por preferir una zona de paso concreta) y, además, están los que transitan de vagón en vagón amenizando el viaje y pasando la gorra con una sonrisa y un "gracias que tengan un buen día".

En el primer caso (los que actúan en los pasillos) es obligado captar la atención y la voluntad del viandante para que se acerque y premie el esfuerzo del artista; mientras que en el segundo (los que van de vagón en vagón), se añade unelemento de cercanía (y también de presión) sobre el viajero. En ambos nos encontramos con la estrategia del mensaje positivo (de intercambio casi, yo te ofrezco mis dotes artísticas a cambio de tu dinero) como sustituto al mensaje de la pura y desnuda necesidad.

La categoría que nos queda por analizar, la que hemos denominado de "rogativas", que forma parte de este colectivo que desarrolla su actividad bajo la superficie, en el Metro, es muy similar a los individuos que piden ayuda a las puertas de los grandes almacenes e iglesias con la particularidad de hacerlo de forma individual, trasladando su mensaje (mucho más amplio, con información detallada de su situación) a cada individuo.Personalización del mensaje.

Por último, quedan los que además de explicar su situación personal y lanzar sus diatribas, acompañan su discurso con la venta de algún producto (desde clínex, linternas o barras de chocolate) como forma de profesionalizar la poco grata labor de pedir y justificar (casi de una forma laboral) el dinero que pudieran obtener. Unescenario ficticio de compra venta.

La tasa de pobreza en España se sitúa en el 27,3%, una de las más elevadas de Europa, según el cuarto informe sobre "El Estado de la Pobreza en España" que acaba de presentar la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN) y que analiza la evolución del indicador europeo AROPE (combina la renta con las posibilidades de consumo y el empleo) entre los años 2009 y 2013.

Más de 12,8 millones de españoles se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión. Entre 2009 y 2013, hay casi 3 millones de personas (800.000 más que antes de la crisis), con dificultades para alimentarse adecuadamente, que tienen que retrasar pagos de su vivienda, que no pueden caldearla en invierno y sin capacidad para afrontar ni un gasto imprevisto.

Los lectores de blogs son más propensos a sufrir disfunciones sexuales

Falacia de la evidencia incompleta es la manera académica o científica de denominar a una forma muy extendida de manipulación. Consiste en elegir (y mostrar) sólo la parte de datos que te da la razón, obviando el resto, lo que viene a ser una información sesgada con el ánimo de convencer o persuadir.

Es como si en una fotografía panorámica, con una visión general de algo, alguien nos hiciera un zoom para mostrarnos solamente lo que le interesa que veamos. Son falacias lógicas donde la supresión o selección de parte de la verdad dan como resultado un imagen que no se corresponde con la realidad, pero lo aparenta.

En el terreno de la comunicación, normalmente lo encontramos en los titulares. "Las embarazadas en paro tienen bebés más sanos", "Beber vino alarga la esperanza de vida", "Los lectores de blogs son más propensos a sufrir disfunciones sexuales". Estos tres titulares pueden servirnos como ejemplo de falacia de la evidencia incompleta. Cada uno de ellos presenta la información que el emisor desea que conozcamos para cumplir un propósito oculto (a la audiencia).

En el primero, "Las embarazadas en paro tienen bebés más sanos" (noticia real) fue objeto de una denuncia (por intentar trasladar un contenido proclive al mantenimiento de un ideario religioso/familiar concreto) y dio lugar a la rectificación (fe de erratas) posterior por parte de RTVE. Se trataba de un estudio que obviaba que los niños nacidos durante la crisis eran menos y que, normalmente, lo hacían en el seno de familias bien posicionadas económicamente, lo cual hacía lógico que su salud (bien atendida en todo momento) fuera mejor proporcionalmente.

"Beber vino alarga la esperanza de vida" es uno de esos titulares recurrentes que nos golpean retinas y oídos cada poco tiempo (y eso a pesar de que la UE ha prohibido que el etiquetado de bebidas con más de 1,2% de alcohol en su composición contengan recomendaciones saludables), como también lo hacen con otro tipo de bebidas espirituosas, alimentos o medicamentos. En este caso, el mensaje oculto está en poder de los bodegueros, empresarios o farmacéuticas que, tras algún estudio poco riguroso (financiado por ellos o por terceros), extraen un dato parcial que extrapolan y presentan como la tesis principal de su mensaje.

En el caso de la tercera, "Los lectores de blogs son más propensos a sufrir disfunciones sexuales", pido mil disculpas a ese colectivo. Es una broma. Pero a pesar del fake, así es cómo se forjan las leyendas urbanas. De tanto repetir una falacia llega a convertirse en realidad. En términos científicos se denominaargumentum ad nauseam y ya lo preconizaba el ministro de Propaganda nazi Goebbels: "Una mentira mil veces repetida se convierte en una realidad".

Por tanto, es responsabilidad de los profesionales de la información valorar qué informaciones, basadas normalmente en estudios, son dignas de convertirse en noticias. Habrán de tener en cuenta el origen, la fuente, el método científico empleado, el porcentaje de la población sobre el que se ha hecho, las valoraciones externas, etcétera.

No obstante, los propios medios de comunicación son expertos en aplicar esta realidad deformada. Lo hacen cada año al presentar sus cifras de audiencia o difusión. Todos, elijamos el medio que elijamos, tendrán un titular en el que sus datos han mejorado. ¿Cómo?, ¿mintiendo?. No, exactamente. Ocultando los datos negativos y ofreciendo aquéllos en los que han obtenido mejores resultados. Lo mismo pasa con los políticos y sus comentarios tras unas elecciones, todos parecen haber ganado y ninguno reconoce un fiasco de grandes dimensiones. Sí, estamos rodeados de falacias de evidencias incompletas.

La realidad, sobre todo tecnológica, supera casi siempre a la ficción

Un grupo de expertos de la Universidad de Cambridge asegura haber creado un algoritmo que, en base a los "Me gusta" que usamos en Facebook , puede describir la personalidad de cualquiera de nosotros con más precisión que un compañero de trabajo, un amigo o que, incluso, nuestro cónyuge.

Para ello han contado con la ayuda de 80.000 voluntarios (con cuenta y trayectoria en Facebook) que cumplimentaron una encuesta con cien cuestiones relacionadas con sus gustos y su forma de actuar. Cada una de las respuestas sirvió para investigar sobre sus respectivas personalidades en base a cinco cualidades humanas: agradabilidad, extraversión, apertura, escrupulosidad y neuroticismo (inestabilidad emocional), y extrapolarlas al resto de ciudadanos.

Así la cosas, sus desarrolladores afirman que al software en cuestión le basta analizar 300 "Likes" de una cuenta para establecer, incluso mejor que lo haría su propia pareja sentimental, los rasgos anímicos y gustos de su creador (qué filón para el marketing).

Pero éste no es el único caso de tecnología-ficción reciente. Una nueva técnica no invasiva (se basa en la respuesta cerebral a los sonidos del habla y se establece a través de un casco con electrodos puesto en la cabeza) llamada ERP, dice permitir detectar (con un 81% de acierto) a partir de los tres días del nacimiento si se va a tener dislexia a los ocho años.

Sin entrar en materia en los conflictos éticos que despiertan este tipo de avances y desde el punto de vista exclusivamente científico, estos análisis de neuroimagen desarrollados podrían servir para prevenir comportamientos delictivos o, a posteriori, para emitir informes adicionales que los jueces tomaran en cuenta a la hora de decidir acerca de la puesta en libertad de delincuentes convictos.

Daría para un guión cinematográfico. De hecho, una serie inglesa, "Black Mirror", explota televisivamente esa relación entre la tecnología y la sociedad con historias (todas son capítulos independientes) que bien podrían ser ciertas en muy corto plazo.

Un ejemplo. Muere uno de los componentes de una pareja y le ofrecen a la viuda un programa informático de inteligencia artificial capaz de mantener (a través de mensajería por Internet) una relación virtual con el fallecido. El software es capaz de recuperar toda la "memoria histórica" de una persona a través de su actividad en la red para recrear y reproducir la manera de pensar, sentir y expresarse del difunto, con quien se puede conversar a través del teclado de un ordenador. Una ouija binaria, vamos.

En estos mismos instantes en los que estoy redactando esta entrada de mi blog, Microsoft está a punto de presentar su Windows 10, al que supuestamente le acompañará "Cortana", un asistente de voz personal que espera convertirse (de una vez por todas) en el elemento fundamental de comunicación del sistema con el usuario. Aprenderá de nuestros actos (los datos apuntados en la agenda, nuestras notas, etcétera) para que no se nos pase nada y ayudarnos en todo lo que sea preciso.

Lo que parece claro es que la realidad, y más cuando se habla de tecnología, casi siempre supera a la ficción.

La mitad de los españoles ya ve la tele a solas

Hace unos días, mientras esperaba en el andén de la Avenida de América, vi una noticia en las pantallas del Canal Metro en el que hablaban de cuál había sido el consumo televisivo de los españoles durante 2014 (una media de 239 minutos por persona) y mostraban algunas estadísticas curiosas; como la que afirma que uno de cada dos minutos de exposición a la caja tonta se hizo de forma individual.

Esto quiere decir que, o hay más "hogares unicelulares" (cosa poco probable porque la crisis tiende a reunificar no a independizar); hay más de una tele en casa y cada uno ve lo que le parece; o está naciendo un grupo subversivo capaz de alejarse de los comportamientos gregarios en favor de criterios librepensadores.

Yo, perdonen que no sea más positivo, apuesto a que este dato viene dado porque la llegada de nuevas tecnologías al mundo de la tele, como la 4K o las televisiones curvas, han propiciado la bajada en los precios de las tecnología existentes (LED, plasma, LCD) y ha provocado que más personas se puedan permitir tener más de una tele en casa; amén de que los más jóvenes consumen sus contenidos mayoritariamente a través de Internet.

Los 239 minutos que hemos dedicado a ver la tele están en la media de los últimos ejercicios; cuatro menos que en 2013, siete menos que en 2012. Pero esos cuatro minutos menos pueden considerarse como un incremento relativo si se tiene en cuenta que este año dejaron de emitir (desde mayo) Nitro, Xplora, La Sexta 3, La Siete, Nueve, Intereconomía, MTV, AXN y Teletienda (no se engañen, la veían mucha más gente de la que pudiera parecer razonable o próxima al consumo responsable).

Las tendencias no hacen sino confirmar lo presumible: La 1 sigue perdiendo audiencia; Telecinco es líder en la tarde y la noche; Antena 3 arrasa en la mañana y la sobremesa. Ven más tele las mujeres que los hombres. Durante los fines de semana la familia elige Antena 3; y durante la semana, Telecinco.

Los murcianos y los castellanoleoneses son los que menos televisión ven, mientras que los más pegados a la pantalla son los andaluces y catalanes. Y la cuota de consumo de la televisión de pago ha crecido del 17% al 17,4%. En cuanto a la inversión publicitaria, y tras años de recesión, vuelve a recuperarse (entre los 1.850 y los 1.900 millones de euros; cuando en 2013 fue de 1.703 millones).

Son datos a tener en cuenta porque la televisión sigue siendo en España el medio de mayor difusión y con mayor poder prescriptivo donde, por ejemplo, el resultado de las elecciones se sigue fraguando en gran medida a través de los informativos y otros formatos televisivos. Ya saben lo que decía esa diputada popular sobre que los más necesitados utilizaban las ayudas sociales para comprar plasmas. Algunos deben pensar que las ondas hertzianas o el TDT además de servir para informar, formar, deformar, alienar o manipular... alimentan por sí mismas. ¿Será por tanto programa de cocina?

Las nuevas tecnologías pueden crear "multitudes inteligentes"... y también aborregadas

El término "multitudes inteligentes" fue acuñado en 2002 por Howard Rheingold, periodista y escritor estadounidense especializado en el futuro de las comunicaciones humanas. El concepto, tan unido a la actual web 2.0, hace referencia a la capacidad que tienen los individuos de actuar conjuntamente (mediante el uso de las nuevas tecnologías) aunque no se conozcan previamente.

Estamos hablando de cómo las tecnologías de la información y la comunicación posibilitan la cooperación para movilizar a multitudes con la característica de que pueden organizarse espontáneamente y de forma inteligente. Las TIC se convierten en un amplificador del talento cooperativo humano.

En su obra, "Multitudes Inteligentes. La próxima revolución social" (2002), Rheingold da varios ejemplos de personas que utilizando la tecnología lograron desencadenar hechos (a priori) insólitos, como las manifestaciones de ciudadanos filipinos que contribuyeron a derrocar el régimen de Estada, o las movilizaciones de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio.

También hay ejemplos de cibercooperación propios del periodismo denominado 3.0. Es el caso de "OhMyNews", el periódico por Internet surcoreano donde los periodistas eran los propios ciudadanos. Un medio de comunicación (abrió en 2000 y cerró tras diez años de funcionamiento) que llegó a tener más de 62.000 reporteros ciudadanos que contribuían con cientos de historias a diario. Cerraron víctimas de su propio éxito, desbordados por la cantidad de información ciudadana que recibían y la imposibilidad de contrastarla adecuadamente. No obstante, el sitio se ha convertido en un observatorio de la actualidad relativa a este fenómeno.

Rheingold también reconocería como ejemplo de "multitudes inteligentes" los hechos acaecidos el 13 de marzo de 2004, cuando los ciudadanos españoles, indignados por lo que entendían como una ocultación de información por parte del Gobierno acerca de la autoría del atentado terrorista del 11M, organizaron manifestaciones espontáneas por las calles de las principales ciudades. Rheingold se interesó por el fenómeno cuando se hizo pública la noticia de que muchas de estas concentraciones se habían organizado y coordinado utilizando SMSs (hay que recordar que en aquél momento no había Whatsapp ni Facebook o Twitter).

Precisamente la primera edición de su libro “Multitudes inteligentes”, publicado un año y medio antes del 11M, es un intento de explicar cómo es posible la movilización política espontánea de millones de personas a través de Internet y los teléfonos móviles. "Las «multitudes inteligentes» son grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas —políticas, sociales, económicas— gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos", escribía Rheingold.

Otros ejemplos válidos de "multitudes inteligentes", ya con la participación de las redes sociales, las tenemos en el Movimiento 15M o las manifestaciones de la Primavera Árabe, en las que el componente tecnológico se une al social y humano convirtiéndose en elemento clave para la propagación y desarrollo de dichos sucesos.

Aunque también es cierto que hay otras manifestaciones, menos inteligentes y mucho más aborregadas, fruto de esta cooperación entre ser humano y tecnología, como la reciente quedada madrileña de delincuentes disfrazados de aficionados al fútbol, a la postre el tema más popular en las redes sociales durante 2014. Un galardón (el de la popularidad) que se lleva tanto en Facebook, donde el Mundial de Fútbol de Brasil ha sido el acontecimiento más comentado de la historia de esta red social (en España lo fue la Liga, seguida de Pablo Iglesias, Copa Mundial y el ébola); como en Twitter, donde el Mundial se ha coronado también como el acontecimiento con mayor volumen de conversación de todo lo que va de año.

En resumen, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación pasan a convertirse en un amplificador de la cooperación con dos extremos; uno dirigido al control ubicuo de las actividades de los ciudadanos; y el otro, hacia una capacidad de cooperación sin precedentes. Algo que no es bueno ni malo en sí mismo, ni todo lo contrario.

¡Órdago!: la comunicación no verbal, habilidad o destreza

Morderse el labio al igual que tocarse el pelo es señal de coquetería y seducción; por el contrario, hacer lo propio con la oreja, lo sería de desconfianza. Juntar las cejas significa no estar a gusto; cogerse las manos simboliza protección; apoyarse con un boli, gafas... es síntoma de nerviosismo o falta de confianza. Ponerse la mano o los dedos en los labios expresa un "tengo cosas que no quiero decirte", y echarse hacia adelante implica atención por lo que se le está contando.

Mientras en Estados Unidos empresarios y políticos de primer nivel tienen desde hace años a su alrededor a expertos que les entrenan sobre cómo han de vestirse, peinarse, sonreír, gesticular o sentarse para mostrar sencillez, aplomo, seguridad, honestidad, o la cualidad que toque en cada momento; en España hasta hace muy poco, esta profesionalización se enmarcaba casi exclusivamente en el entorno político, donde los asesores de imagen, protocolo o medios orientaban a sus pigmaliones en las formas con tanto énfasis como sus homólogos lo pudieran hacen sobre los contenidos.

Ya resulta habitual la presencia de profesionales de la comunicación no verbal en los medios de comunicación televisivos españoles. Son invitados especiales o, incluso, colaboradores en espacios de todo tipo (deportivos, políticos, del corazón, etc.) que acuden a los platós para contrastar el grado de veracidad de ciertas afirmaciones procedentes de personajes altamente mediáticos.

En el entorno de la calle, laboral o afectivo pasa lo mismo. Cada día desplegamos, y la mayoría de las veces sin ser conscientes de ello, una serie de habilidades mercadotécnicas. Se van adquiriendo de forma natural con el paso de los años, o a través de formación específica, y sirven para facilitarnos, en menor o mayor medida, la consecución de nuestros objetivos. No todos desarrollamos estas capacidades de la misma forma ni con la misma destreza o intensidad, por esa razón unos son más felices o están más satisfechos con los resultados que el resto.

Por un lado están las habilidades propias del estilismo, adecuadas a una forma de comunicación visual. De esta manera, un acto cotidiano como vestirse se convertirá en una de las acciones comunicativas básicas pero esenciales que trasladará a nuestro entorno información (más allá de nuestro mejor o peor gusto) sobre el nivel social del que procedemos, el que tenemos o al que se pretende pertenecer (en algunas ocasiones se pueden determinar los tres niveles a la vez atendiendo a nuestra indumentaria y aspecto externo); formación; nuestro campo laboral e, inclusive, grado de extroversión o nerviosismo.

Por otro, nos encontramos con el lenguaje corporal, propio de la comunicación no verbal y, por ende, el desarrollo de la habilidad del autocontrol físico. Nuestros gestos, tics, miradas, posturas, etc., revelan (de forma inconsciente) nuestras aprensiones, miedos, fobias y filias, cuándo mentimos o nos emocionamos.

Ser observador y analizar las conductas de nuestros interlocutores nos proporcionará una información muy valiosa. Igualmente, controlar nuestro cuerpo servirá para mostrar, ocultar o simular aquello que deseemos que vean o pase desapercibido en cada ocasión: seguridad, valentía, timidez, empatía, miedo, etcétera.

Los profesionales afirman que cuando nos preguntan algo y miramos hacia la derecha, se supone que estamos recordando para responder; pero cuando lo hacemos hacia la izquierda es señal de que inventamos parte de la respuesta. Imagino que no será tan fácil y que este ejemplo, por otra parte tan maniqueo de diestra y siniestra, estará lleno de matices, pero qué cantidad de decepciones evitaríamos y/o cuántos objetivos alcanzaríamos si fuéramos capaces de controlar nuestro propio lenguaje no verbal e interpretar el de quienes nos rodea. Por cierto, ¿una partidita de mus?

Mira que me jode (con perdón) darte la razón, José Luis Zunni

Mira que me jode (me gustaría utilizar un eufemismo pero es la palabra exacta) la afirmación que realiza José Luis Zunni en una de las entradas de su blog: "Más de 40 años fuera de mercado... más de 50 está muerto", refiriéndose a qué sucede cuando te quedas en paro a esas edades.

A mí me pasó. Tras trabajar ininterrumpidamente durante más de 25 años en distintos medios de comunicación (hasta en siete empresas editoriales distintas), y ser profesor en una Universidad privada dando clases de Periodismo, tuve la desgracia de quedarme en paro con 43 años de edad, allá por 2005.

Y sí, pasé más de dos años buscando trabajo hasta debajo de las piedras y maldiciendo mi suerte. Al final, me lié la manta a la cabeza y monté una casa rural en la sierra de Cádiz. Luego se agudizaría la crisis, llegaría el cierre del negocio, el regreso a Madrid y, cuando más desesperado estaba, la fortuna de encontrar a alguien que me valorara por la experiencia que podía ofrecer para darme trabajo. Es el que tengo hoy, el que me devolvió mi dignidad profesional (y gran parte de la personal) e hizo que me convirtiera en un profesional de la comunicación, un escalón más elevado (por la visión de juego que te ofrece) que el que te aporta el de periodista.

"Bienvenido al lado oscuro". Me lo dijeron la primera vez en que mostré mi capacidad para actuar de forma estratégica ante la necesidad de uno de nuestros clientes. Una estrategia que se basa en mostrar y priorizar la información que más puede beneficiar, maquillar o diluir la que pudiera perjudicar, crear distintos mensajes adaptándolos a los distintos receptores de un mismo envío... pero nunca mentir. Parte del secreto está en hacer siempre notas de prensa interesantes, con información relevante que ayude al profesional de los medios al mismo tiempo que le convierte en nuestro aliado, porque él es el altavoz que nos permitirá recalar en los públicos que más nos interesan.

A mí no me cabe duda alguna. Las agencias de comunicación cumplen un propósito clave en la estrategia de una empresa o institución que planee un crecimiento a medio o largo plazo; pretenda posicionar un producto o servicio en el mercado; quiera obtener un reconocimiento de marca o resolver problemas evidentes que permitan o limiten el desarrollo de su negocio. En algunas ocasiones te das cuenta que, a pesar de que lleven años realizando su labor, hay compañías que no tienen claro cuáles son sus mercados, sus aliados naturales, sus debilidades o sus principales fortalezas. Desconocen como explotar sus recursos y sacar el máximo partido a sus capacidades.

Las agencias están para todo eso. Nosotros solemos utilizar el modelo Canvas (la imagen bajo estas líneas),una herramienta de diseño de modelos de negocio integrada por nueve apartados (clientes a los que te diriges o quieres dirigirte; propuestas de valor de la empresa; canales de comercialización; relaciones con clientes; fuentes de ingresos; recursos clave; actividades clave; asociaciones clave, y estructura de costes). Estas nueve claves se distribuyen en casillas sobre una cartulina (ver imagen que acompaña este texto) y vamos interrogando al cliente sobre cada una de ellas, con pausa, utilizando post-it de colores para pegar las respuestas en las casillas respectivas y ver aquellas que coinciden o están vinculadas entre sí. Cuando lo completamos, podemos afirmar que conocemos (o a veces descubrimos su ausencia) el modelo de negocio del cliente, identificamos qué problemas o necesidades tiene, vemos posibles soluciones y determinamos su coste.

Dime qué correo recibes en la carpeta de spam y te diré quién eres

Tengo cinco cuentas de correo, dos profesionales y el resto personales o semiprofesionales que me sirven para distintos propósitos comunicativos. El correo que va directamente a la carpeta de spam de mis cuentas personales no es abrumador, una media de siete mensajes diarios que, entiendo, me llegan gracias a la cesión legal o ilegal de mis datos por parte de alguna empresa de la que soy cliente (saltándose seguramente la Ley Orgánica de Protección de Datos); a través de la visita a alguna página web en la que me pidieron el correo, o por la acción de alguno de esos robots virtuales que van capturando en la Red direcciones de correo electrónico a las que luego poder enviar publicidad directa o indirecta.

En mi caso y por ponerme de ejemplo, los correos en spam que tengo hoy en una de mis cuentas personales son los siguientes: Médicos Sin Fronteras: Ayúdanos a combatir el Ébola; Canal +: R. Madrid vs Barça, disfrútalo por sólo 15€/mes; Euromillones: Hoy bote de 142 millones pueden ser tuyos; Vigilancia eInforma: Ángel, fulanito tiene cambios en el Rating; Svenson: Gratis examen y diagnóstico de tu cabello; Bankimia: Ángel, recibe hasta 30.000€ para lo que tú quieras, y Meetic: Esta semana, tres días de acceso total para que conozcas gente nueva, ¿te atreves?.

Si atendemos a la forma de comunicar y nos vamos al texto (el titular) que han puesto en el asunto de cada uno de estos mensajes, veremos cómo hay quién utiliza la actualidad (MSF lo hace con el ébola) y su gran relevancia mediática para captar la atención de sus destinatarios y conseguir nuevos afiliados y/o más donaciones.

Canal+ no precisa de la novedad y recurre a un clásico, el enfrentamiento deportivo, porque sabe que la contienda (aunque sea incruenta) siempre cosecha seguidores que disfrutan de la derrota del contrario tanto como con la victoria del propio. Decenas de canales temáticos pero el mayor reclamo de la televisión privada sigue siendo el fútbol por el que, además, se suele pagar aparte.

El mensaje de la casa de apuestas (le basta con anunciar que un bote de 142 millones puede ser tuyo) nos tienta con la suerte, el azar que puede convertirte en millonario de la noche a la mañana y cambiar tu vida. El mensaje actúa en el sujeto para incitarle a realizar una compra por impulso. Alea jacta est, sí, pero en este caso en una delegación de loterías online.

Llegamos así a la empresa de informes financieros que nos recuerda cuál es el estado de salud económica de esa persona o los cambios societarios de aquella empresa con el(la) que un día estuvimos a punto de cerrar algún contrato (tengo que volver a entrar para ver si es posible cancelar mi interés y dejar de recibirlos). Es un mensaje de precaución que nos recuerda que antes de firmar hemos de cerciorarnos de lo que rodea a ese trato.

Pasamos a la clínica capilar que reivindica la importancia del cuidado del cabello con el reclamo de una visita gratis. Es curioso comprobar cómo la calvicie, incipiente o plenamente desarrollada, puede preocupar a tantos y hacerles creer (y pagar por ello) que existen soluciones que devolverán la presencia capilar perdida. Sin embargo, el mensaje milagroso atraerá a nuevas remesas de ingenuos.

En plena crisis y sin crédito bancario no es difícil pensar que la casa de préstamos y su oferta de ayudarnos con un crédito de hasta 30.000 euros tendrá quiénes la escuchen, es el mensaje de la necesidad; y el último nos invita a formar durante tres días de una lista de soltería en busca de su media naranja, en esta ocasión estamos ante el mensaje de la ilusión.

En resumen, estos correos spam nos sirven para hacernos una idea de cuáles son los principales argumentos que se utilizan en el mundo del marketing a la hora de hacernos llegar sus mensajes (productos o servicios): salud (una preocupación vital y, en este caso, solidaria en busca de donativos); espectáculo (previo pago y bajo demanda); el dinero (fácil, a través del azar; o desesperado, de manos de prestamistas); información para emprender negocios (con detalles económicos de la actualidad de los bolsillos de tus interlocutores); apariencia física (en pleno siglo XXI sigue importando mucho el cabello, o su ausencia), y el amor (con el mensaje de si no tienes pareja, y además estable, no puedes ser feliz).

No deberías pedir perdón por ser mujer (aunque te lo diga Rafa Nadal)

"Seguimos expandiendo nuestros beneficios para las mujeres, con una nueva política de permisos por maternidad, junto con criopreservación y almacenamiento de óvulos como parte de nuestro extenso apoyo a los tratamientos contra la infertilidad".

Si un día llegamos a nuestra empresa y escuchamos esta frase por la megafonía, podemos llegar a creer que están rodando una película de ciencia-ficción; pero no, nada más alejado de la realidad. Apple es la empresa que ha hecho público este comunicado dirigido a sus empleadas. Las ofrece congelar parte de sus óvulos durante los años más fértiles "para que no tengan que abandonar su carrera profesional durante el periodo más productivo de sus vidas". No sabemos si lo bautizarán como i-Freeze, pero a la marca de la manzana (y a otras que se lo pudieran permitir) quizás le bastaría poner un servicio de guardería localizado en la misma empresa para conciliar la vida laboral y personal de los padres, sobre todo de las madres.

Las mujeres técnicas representan un porcentaje ínfimo. En Google, Twitter y Yahoo! no llegan al 30%, Microsoft sólo tiene un 17% de sus puestos relacionados con la ingeniería ocupado por féminas, y Facebook no da datos al respecto. Como media, las estadísticas hablan de que sólo el 12,42% de los puestos técnicos son para mujeres, cuya mayor representatividad en este tipo de compañías está en los departamentos de marketing, relaciones públicas, comunicación y ventas.

La discriminación por razón de sexo (por no hablar de la desigualdad en los sueldos) en la parte superior del escalafón empresarial parece evidente. Las licenciadas (en todo tipo de carreras) en nuestro país son el 60%; de ellas, entre el 45 y el 50% se incorporan al mundo laboral. Eso sí, cuando hablamos de puestos directivos funcionales las cifras caen hasta el 21% y se seguimos subiendo el escalafón nos encontramos con que a CEO llega un raquítico 5%.

Actualmente, un 37% de las empresas de más de cien empleados en España no cuenta con ninguna mujer en su cúpula directiva. Los problemas en todos estos casos son varios y de distinto signo. El tan explícito techo de cristal se compone de la dificultad de conciliar; las políticas de promoción de las empresas, y las barreras culturales.

Unas limitaciones que, aunque parezcan de otros tiempos y de otros entornos, también nos tocan muy cercanas. Por ejemplo, el caso de Gala León, nombrada capitana del equipo español de la Copa Davis, una profesional contrastada (ex tenista profesional con más de treinta años de bagaje, permaneció durante nueve años consecutivos entre las cien primeras tenistas en el ranking mundial de la WTA, con 33 participaciones en Grand Slam y otros nueve años como entrenadora). Pues bien, a los miembros del equipo (incluido Rafa Nadal) no les parece bien que les entrene una mujer. Ella lo tiene claro: "Soy una profesional de este deporte desde hace más de treinta años. No voy a pedir perdón por ser mujer". ¿Lo tendrá tan claro también la Federación?

Es hora de cambiar este paradigma. Hasta el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) se ha puesto en el camino correcto haciendo desaparecer (en la sexta revisión) la acepción de "femenino" que lo vinculaba a "débil, endeble". No sólo se trata de una injusticia de carácter sexista sino, e igualmente importante, de un planteamiento estructural y empresarial equivocado que impide que las ideas y acciones de un colectivo claramente preparado converjan y se sumen con las del modelo masculino. Una barrera que va en contra de los intereses de esas compañías, de sus accionistas y sus clientes.