sábado, 31 de diciembre de 2016

La Navidad engaña

La Navidad es una época propicia para lanzar mensajes equívocos. El exceso de sentimentalismo, de alcohol en sangre y de grasas saturadas combinan muy mal con la idea que muchos se forman durante estos días de cómo debería ser la amistad, el amor, la solidaridad o el compañerismo. Si los agitamos, se logra un cóctel que puede hacer un daño irreparable en nuestros ecosistemas vitales.

Las marcas edulcoran todos sus mensajes buscando enternecer nuestros bolsillos. No hay nada que se les resista: hijos en la otra punta del mundo que retornan a casa a cenar; abuelos felices de convivir juntos durante los últimos 70 años; parejas que miran embelesados cómo sus hijos abren sus regalos; parados con la ilusión puesta en la lotería; enfermos de Alzheimer rodeados de sus hijos hechos recuerdos vivos... No es de extrañar que muchos lleguen a la conclusión de que si no reciben estos mimos teatralizados por parte de sus familias, parejas o amigos es que la vida les está deparando el peor de sus instantes y tienen la sensación de que les han abandonado como a perros.

Da igual tus creencias religiosas o grado de empatía. Llegados estos días damos la mano y abrazamos de forma compulsiva mientras deseamos todo tipo de parabienes a todo aquel que se cruce en nuestro camino. Lo hacemos con una sonrisa en la boca; y eso, lejos de reconciliarme con el ser humano, me aleja de él hasta límites insospechados. Es como vivir en un mundo feliz y falso, mucho más falso de lo que resulta habitualmente. Me recuerda a aquellas ocasiones en las que llegabas tarde a la cita con tus amigos y, cuando lo hacías, ya se habían bebido medio bar. En ese momento, si los observabas con detenimiento te dabas cuenta de que parte de ese colegueo entre ellos, más que un sentimiento de amistad verdadero, era una consecuencia de los vapores etílicos.

Por eso recomiendo que durante estas fechas tengamos cuidado con nuestras acciones, que seamos mesurados en las reacciones y prudentes con las decisiones que tomemos. Que no nos hagamos tan amigos del primero que pase por nuestro lado, ni que rompamos una amistad de años por sentir que durante el mes de diciembre no hemos sido tratados como nos cuentan los anuncios de la tele que deberíamos ser tratados. Que no pensemos que somos el centro del universo y que el resto de personas giran o deberían girar a nuestro alrededor. Tomémonos con calma estas y todas las Navidades porque no son otra cosa más que espejismos, resacas que se pasan con reposo, a la sombra y con la ayuda de un paracetamol.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Marketing de proximidad

Una tienda de ropa abarrotada de gente (suele ser habitual en este centro), se me ocurre decir a mi acompañante que ya se han acabado las rebajas y de la nada, en paralelo a mi camino, surge una persona que me aclara que estoy en un error y me indica con precisión de cirujano dónde están los productos rebajados. Todo en cinco segundos, sin apenas entrometerse y con una gran sonrisa en la cara.

Algo parecido a lo que me ocurríó en otro establecimiento comercial que forma parte de una cadena de tiendas de ropa usada, un sitio en el que el valor de los productos va disminuyendo según avanza el mes hasta alcanzar precios irrisorios (una americana a tres euros, por ejemplo). Los pasillos estaban saturados, igual que los probadores. Tomé una chaqueta de pana naranja (sí, ya lo sé, qué se va a hacer) y me la probé allí en medio, frente a un espejo de esos que ponen en un lateral de una columna. Alguien de la tienda pasó por detrás mío para decirme lo bien que me quedaba por la espalda. Era justo el empujoncito que, necesitaba. Me la compré.

Directas, incisivas, rápidas y sumamente amables. Podrían formar parte de las acciones del llamado marketing de proximidad, una tipología de mercadotecnia que ahora está adaptada a dispositivos móviles, especialmente los smartphones, y utilizan la geolocalización o la capacidad de interactuar directamente (mediante códigos QR, SMS o bluetooth) con los potenciales consumidores.

Comparten escenarios cercanos, proximidad con el cliente, discursos telegráficos pero cálidos. No tienen el tiempo ni los recursos para tratamientos personalizados pero sí una excelente disposición para el tratamiento grupal, esa capacidad de psicoanálisis que permite dar consejos que parecen fruto de un estudio pormenorizado pero que no son más (ni menos) que recursos fruto de la experiencia y la observación.

La diferencia, o una de ellas, muy significativa, es que la tecnología permite verificar los resultados de sus acciones. No le basta con hacer caja al final de la jornada. Además, realizará estadísticas sobre los días e , incluso, las horas de mayores ventas; los productos más y menos vendidos, y los cruzará con algún algoritmo para explicar, por ejemplo, que la razón para que unos determinados elementos no se venden como esperaban no está en el precio sino en la ubicación de los mismos dentro de la tienda.

Al final, tal y como recoge la fotografía que ilustra este post, la tecnología aplicada a las ventas es simplemente un medio con el que interactuar con el potencial cliente y 'obligarle' a que, si no compra hoy en nuestro establecimiento, lo haga mañana.

martes, 25 de octubre de 2016

'Perfectos desconocidos', a ritmo de 4G

Un grupo de amigos, tres parejas y un single, se reúnen a cenar y proponen un juego. Poner los móviles en mitad de la mesa de tal forma que, durante el transcurso de la reunión, todos ellos puedan acceder libremente a sus contenidos: whatsapps, correos, agenda, galería de fotos, vídeos, etcétera, y comentarlo con el resto.

Lo que parece un juego sin maldad, original y hasta divertido puede convertirse en un auténtico calvario, una prueba que puede dejar al descubierto los mayores de nuestros secretos, nuestras filias y fobias más ocultas. Pongámonos en el caso. En el móvil se pueden tener mensajes de amor, de odio o de indiferencia; reservas de billetes de avión o de habitaciones sospechosas; facturas de compras indiscretas o de gastos injustificables; burofax de todo tipo, de desahucio o de apremio en el pago; contratos de compra venta, de trabajo; citas a deshoras; informes médicos, por no hablar de las fotos y vídeos hechos por nosotros o recibidos de terceras personas.

Como se puede intuir, el peligro está a la vuelta de cada esquina, de cada correo, de cada mensaje de whatsapp, de cada foto... No estoy hablando de infidelidades, que también podrían aparecer a la luz, sino de cosas más sutiles, de deseos inconfesables o comportamientos desleales (mensajes de whatsapp donde se da la razón a dos partes enfrentadas). Incluso es posible que alguno de ellos descubra un perfil oculto de alguno de sus grandes amigos, por ejemplo el de la personalidad laboral, en el que uno de ellos puede ser un tirano o, al contrario, y se comporta en la oficina como un adocenado sumiso ante sus superiores.

Podría ser un capítulo de la nueva entrega de 'Black Mirror', la serie que muestra el lado oscuro de la tecnología, pero no; es la trama de 'Perfectos desconocidos', el título del remake en el que está trabajando actualmente Alex de la Iglesia. Una comedia negra de origen italiano cuyo éxito y contenido han atraído al director español para recrear su propia versión, entendemos que mucho más ácida que la original transalpina.

En definitiva, esperamos que Alex de la Iglesia nos recree acciones cuyas consecuencias son mucho menos previsibles, como que parejas que creen conocerse a la perfección descubran que no tienen los mismos objetivos vitales, simplemente visualizando el contenido de nuestro móvil; o que amigos de toda la vida puedan poner en duda esa lealtad de años por culpa de las sombras almacenadas en nuestro smartphone a ritmo de 4G. Inquietante.

lunes, 24 de octubre de 2016

La campaña rosa contra el cáncer

En las últimas semanas hemos visto aviones de Iberia con su interior 'vestido' de rosa; pasillos del Metro de Madrid empapelados con vinilos de imágenes de mujeres haciendo alusión a este día; Marta Sánchez desnuda en una revista sólo por la causa (su hermana melliza falleció a causa de esta enfermedad); deportes de masas, como el fútbol, haciéndose eco de esta jornada; marcas femeninas, como Ausonia, patrocinando estudios para la Asociación Española del Cáncer y embajadoras mediáticas, como Bimba Bosé o Terelu Campos, promocionándolos. Por fin hemos asistido en España a una acción de marketing global en la que se han implicado todos los elementos necesarios para conseguir un éxito sin precedentes: La campaña rosa contra el cáncer de mama.

No es la primera vez que se realizan campañas de este tipo, pero sí es la primera en la que unen sus fuerzas tanta gente (empresas y particulares) de nuestro país sin un ánimo de lucro latente. También ésa es la razón de su éxito, al fin y al cabo, la filantropía es de las pocas cosas que pueden conciliar la participación y el interés desinteresado de empresas y particulares de primera línea.

Todo ello, reforzado con acciones acompañadas de merchandising, con venta de gafas y otros complementos para obtener recursos con los que seguir investigando. Unas acciones apoyadas con la imagen de famosos televisivos (Jordi Evole, Miki Nadal, Dani Mateo, y un largo etcétera) posando con las gafas en sus perfiles de Twitter porque, evidentemente, han utilizado la caja sonora de las redes sociales, principalmente la creada por Jack Dorsey, con #SúmateAlRosa y, para los menos enredados, una página web, http://sumatealrosa.com/, donde poder adquirir las gafas solidarias. Sin olvidar los perfiles rosas que han acompañado los whatsapp de miles de mujeres durante estas jornadas.

Pero todo ello, que es una acción de marketing y publicidad espectacular y grandiosa en la que participan prescriptores, grandes marcas, famosas, se involucran deportes de masas, instituciones públicas, medios de transporte, prensa (en todos los soportes), redes sociales y grupos de investigación de la enfermedad no estaría completa sin la participación de esas personas anónimas que cada año entregan lo mejor de sí mismas para recorrer las calles, dar a conocer la problemática de la enfermedad (la del enfermo y la de quiénes le acompañan en este trance) y conseguir prevenir, concienciar y luchar contra el cáncer de mama. Eso sí que tiene valor.

martes, 20 de septiembre de 2016

El mensaje más repetido del verano: 'Out of order'

Reservar una mesa en un local emblemático en temporada alta y en zona de costa es una tarea difícil pero ayuda la tecnología. O eso crees. Hace unos días lo intentaba con un restaurante de esos en los que los visitantes ilustres dejan su firma estampada en una barrica de vino. El teléfono comunicaba así que lo intenté a través de su página web. Realicé la reserva online y recibí un mensaje en cuyo asunto se podía leer: “Solicitud de reserva confirmada”.
Pero no fue hasta la misma mañana de la comida cuando me dí cuenta de la sutiliza del texto: “Solicitud de reserva”. Cuando leí el resto, caí en la cuenta: “Próximamente le llamarán para confirmar su reserva”. No me habían llamado. Tuve que ponerme en contacto telefónico, echar la bronca y cruzar los dedos para que tuvieran un sitio libre. “Y por favor, que no sea una mesa de esas que solo cabe un catavinos y la barra de pan.” Que les aseguro que las hay. A cuántos japoneses les habrán hecho creer que ese es el espacio ideal para probar por primera vez la tortilla de patatas.

Claro. Son de ese tipo de sitios en los que no hace falta publicidad para llenarlo. Se hacen página web porque todos la tienen pero ni miran (al menos en temporada alta) el apartado de reservas online porque no les hace ninguna falta. Así que cuando se la están desarrollando le dicen al webmaster, “pon un mensaje de respuesta automático que no nos comprometa. Algo educado,sin más”. - ¿Algo como: “Próximamente le llamarán para confirmar su reserva”? . - "Xacto", que diría un personaje de Forges.

No es el único mensaje confuso del verano. Los castillos forman parte de ese patrimonio monumental que solemos visitar en esta temporada estival y que tantos sinsabores nos causan. Alcazabas medievales en las alturas, inexpugnables, para eso se hicieron a conciencia hace tantos siglos: para que no fuera fácil acceder a ellas. ¿Qué hemos hecho para conseguir que familias con niños, ancianos, discapacitados y personas sin fondo ni forma (física) tengan la oportunidad de conocerlas? Pues mecanismos como ascensores y escaleras mecánicas que nos ayudan a elevarnos hasta sus almenas. Pero no, en verano no funcionan. Será por la falta de mantenimiento o por el calor, pero lo normal es encontrarse con el cartel de: Out of order. ¿Y hasta qué hora se puede acceder? Hasta las ocho o clock. Cierran justo cuando las temperaturas dan un respiro y podríamos intentarlo sin necesidad de echar el bofe.

Las catedrales tienen un apartado específico. Hay que rodearlas por completo para dar con la entrada, de pago, por supuesto. Una visita que nunca da derecho a ver el templo en su totalidad. Siempre hay alguna dependencia (museo sacro, sacristía, cúpula, cripta, etcétera) a la que se solo se accede con un suplemento. Menos de diez euros por persona es casi imposible. Pero lo peor es cuando entras y compruebas que la mitad de la catedral está cerrada por obras y han puesto andamios que impiden ver la mayor parte de las capillas y del Altar Mayor con detalle. ¿Quién ha sido capaz de ver con detenimiento y de cerca las imágenes labradas que suelen estar sobre las sillas del coro de una catedral? Justo eso, ni Dios. Siempre hay un cordón que impide el paso.

Menos mal que las oficinas de turismo están ahí, con sus planos, sus dípticos y trípticos a color con servicios de alquiler y restauración de todo tipo y sus amables guías turísticos que, con un boli y haciendo redondeles a la velocidad del rayo, no tardan ni diez segundos en explicarnos dónde estamos y qué no nos debemos perder (básicamente todo el mapa). “Muchas gracias”, decimos. “La catedral, a la derecha, ¿no?”. Nunca escarmentaremos.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Los que empiezan a trabajar a las 4 a.m.

Dicen que algunas personas, sobre todo estadounidenses, comienzan a currar a las cuatro de la madrugada. No son vigilantes en un gran almacén, ni basureros o gestores de residuos, como eufemísticamente subtitularía el programa de citas televisivas “First Dates” para dar detalles de quienes desempeñaran este último trabajo; se trata de altos directivos que ven en la madrugada un espacio sin interrupciones, silencioso, con todas las ventajas para poder concentrarse y obtener el mayor rendimiento posible a su jornada.

Algunos, incluso, hacen deporte un par de horas después de levantarse a esas horas (recuerdo que para trabajar) y, después, se van a la oficina para comenzar el día como el resto de sus empleados. Para conseguir ese grado de vigilia pueden llegar a seguir dietas del sueño, torturas que consisten en dormir un periodo máximo de cuatro horas y media y dos siestas, a lo largo del día, de veinte minutos cada una.

Yo, la verdad, es que desde que me tengo que levantar algo antes de las seis, al final del día ya no soy persona. De eso hace sólo un mes pero me parece un siglo. Almuerzo como una hiena, devorando y tarde; he dejado de ir a nadar (tengo piscina en la urbanización, no me suponía mayor esfuerzo y, además, me venía muy bien); me echo la siesta pero no me viene a cuento, al final me levanto a las siete, con la sensación de haber perdido gran parte de la tarde y parece como si no hubiera descansado nada.

En consecuencia, he engordado visiblemente, es decir, ya no lo puedo ocultar a nadie que me mire con cierto detenimiento, por muy amplias que sean las camisas que me ponga. He tenido que acudir a la descarga de series para poder tener algo de distracción que ver antes de las once de la noche, que es la hora a la que me suelo acostar (si tengo un brote de locura, a las once y media). Las salidas para tomar algo entre semana se terminaron (hay que recordar que estamos en verano), y es que no tengo ni fuerzas para arrastrar mi cuerpo hasta la terraza de un bar. Y los fines de semana no me dan para recuperar el gas perdido durante los seis días anteriores.

Debe ser cosa de la genética, quizás de la edad, las costumbres, la influencia de los astros o los biorritmos; lo cierto es que estos madrugones me están matando. Del sexo, ni hablo; me pasa como con la actualización de este blog, tengo que mirar la fecha del último post para recordar la última experiencia. Espero que los 'elegidos' con los que comparto estas últimas, y gratas, experiencias no me lo tengáis muy en cuenta.

domingo, 7 de agosto de 2016

Realidad aumentada

Mi verano está siendo marcado por la realidad ampliada, pero no la de Pokémon Go, sino la de un calor sofocante al que sólo consigo combatir con cortas estancias en la piscina, justo a esas horas en las que incomprensiblemente no hay niños ni señores mayores haciendo anchos, y por series como “Stranger Things”, dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer, protagonizada por una espléndida Winona Ryder acompañada de un grupo de adultos (los menos), niños y adolescentes increíblemente reales, y creada para Netflix (aunque dicen que antes pasó por veinte manos que la despreciaron).

Una serie que reúne varios géneros en ocho capítulos. A saber: Ciencia ficción, Terror, Suspense psicológico, Misterio, y lo que se ha dado a conocer como Supernatural fiction. Eso sí es realidad aumentada. Como lo es ver las fotos de Alepo, en Siria, antes y después de la guerra, o el incendio de un paraíso, como la isla de La Palma.

Y lo que son las cosas. Yo iba a ir de vacaciones a La Palma el 3 de agosto, justo el día en que a un estúpido se le ocurrió hacer una estupidez y dio comienzo el fuego. La sensación de recibir la noticia fue rara, lo sigue siendo su seguimiento. Yo podía estar allí ahora, sufriendo las consecuencias en primera persona; y sin embargo lo hago desde casa, intentando recrear (volvemos a la realidad aumentada) qué estaría haciendo allí en esas circunstancias.

Algunos de mis amigos me intentan consolar (por no haber podido tomar mis vacaciones e ir a la ‘Isla bonita’) diciendo que es una señal, que no era mi destino, por lo que volvemos a lo sobrenatural, y a la teoría filosófica de la causalidad y de que nada es por azar, todo está predeterminado. Pero, entonces, ¿dónde queda nuestra libertad de albedrío e, incluso, de librepensamiento? Es domingo y mi realidad aumentada me llevará a desayunar en una terraza, lavar el coche y volver a pensar si la pérdida de mis vacaciones debo tomarla como una señal del destino o una enorme putada.

sábado, 9 de julio de 2016

¿Playa o chiringuito?

Parece simple pero dilucidar este dilema puede depender pasar un excelente día de playa o un calvario que acabe con nuestra paciencia. Clavar la sombrilla y estirar la toalla cerca del agua son dos gestos estivales que nos proporcionan un acceso más rápido al líquido elemento (el mercado) pero también nos obligan a acudir antes (más inversión y/o fuerza de trabajo) para evitar las aglomeraciones (la competencia) y, no obstante, tendremos que contar con que esta posición -en principio, ventajosa- también nos acarreará algunas molestias, como el constante trasiego de gente y los molestos juegos de pelota (saturación del mercado).

La otra opción, más conservadora, sería buscar una posición algo más retrasada, a medio camino entre las zonas de servicios y restauración, esto es, las duchas y el chiringuito. Disfrutaremos de más espacio libre alrededor pero a la hora de llegar a la orilla para refrescarnos invertiremos más tiempo (plus en gastos de transporte y logística) y, además, tendremos que contar con una mayor exposición de nuestros enseres (previsión en cuentas de posibles pérdidas por robo) durante el tiempo que estemos cerca del agua.

Difícil decisión veraniega que pone en solfa la localización como valor máximo y que puede marcar la diferencia entre pasar un buen o un mal día o, lo que es lo mismo, entre explotar un negocio con éxito, o no. La resolución dependerá de muchos factores. De si vamos solos (empresa con un único administrador) o acompañados (posibles socios) y, en este caso, de su relación con nosotros (qué tipo de estructura societaria).

Por supuesto, el plan (de negocio) para pasar ese día marcará el éxito o fracaso de nuestra elección. No es lo mismo ir con la intención de echar un par de horas al sol con un bañito de por medio y regresar a casa o el hotel a la hora de comer; que ir con la mujer o el marido, dos hijos pequeños y la abuela a pasar todo el día.

En cada caso tendremos que programar nuestro desembarco playero (traslado de enseres, aparcamiento, comida, bebidas, dinero, etc.); tendremos que conocer el entorno (si hay asistencia sanitaria cercana, servicios, columpios o juegos para los niños, hostelería, cajeros...) y, en función de estos datos, tomar las decisiones oportunas. Y nos podremos equivocar. ¿Como en el marketing? Igual.

domingo, 19 de junio de 2016

Mi red de contactos

En estos tiempos de fútbol europeo y campañas electorales, a las puertas de un verano que promete ser caluroso y de un otoño que seguro será caliente, la compra de Linkedin por parte de Microsoft me ha hecho recordar mi red de contactos profesionales y, de paso, comprobar cómo mi entorno de conocidos está muy activo últimamente.

Por ejemplo, José Luis, un compañero de trabajo que vive en Guadalajara. Tiene dos hijos, se traslada todos los días en su coche a Madrid y, “a pesar” de todo esto, saca tiempo para mantener un periódico digital, “El Liberal de Castilla”, con informaciones de las provincias de Guadalajara y Cuenca. En poco más de tres meses ha conseguido elevarlo de las catacumbas de los resultados (en las búsquedas de Google) a estar entre los primeros 7.000 en el ranking nacional de Alexa. Un esfuerzo que le está reportando las primeras llamadas para solicitarle espacios publicitarios en forma de banners.

Por otro lado, un excompañero de periódico, de cuando trabajábamos en “El Mundo, Ángel Luis Jimenez, es otra de las personas que veo cómo se mueve activamente (en este caso el seguimiento es a través de Twitter). Su perfil es técnico, comenzó probando los últimos ingenios tecnológicos y escribiendo su parecer sobre los mismos en el suplemento “Ariadna”. Ahora vive en Nueva York, sigue colaborando con Unidad Editorial donde, entre otras cosas, mantiene un blog sobre el tema “Tech”. Debía parecerle poco, porque ayer descubrí que se ha hecho podcaster con “Binarios”, un lugar donde ofrece información sonora a través de este soporte tan poco desarrollado en España, sobre todo publicitariamente, por la difícil medida de su impacto y seguimiento (más allá de las descargas).

Mientras tanto, y vuelvo a Linkedin, esta última semana me ha contactado un mando intermedio de la agencia EFE. Lo cual me ha hecho pensar en otro conocido, Paco, excompañero de la Facultad. Trabaja en la delegación de la agencia de Sevilla, y ha pasado por un reciente ERE, la bajada del 25% de la paga extra y, de nuevo, los recientes resultados en pérdidas del último ejercicio de la primera agencia de noticias en español y la cuarta del mundo.

Hablando de contactos y de noticias. Una exclusiva. Me acaban de invitar a una paella (tengo debilidad por este plato) pero, a renglón seguido, me dicen si puedo llevar la paellera, cocinarla y, encima, la propuesta incluye que los ingredientes los paguemos a escote. Ellos ponen el jardín (viven en un ‘acosado’). Mi red de contactos profesionales demuestra estar muy cualificada pero está claro que tengo que depurar otra urdimbre, la de las amistades con esa enorme cara dura. Mientras tanto, voy a preparar el fumet.

lunes, 6 de junio de 2016

La primera parte de la segunda parte contratante

Helena me pidió que la sumara a mi lista de Linkedin. En su mensaje me decía que era una emprendedora ligada a una consultora de comunicación que promueve el “Lenguaje Claro”, un movimiento a nivel internacional que defiende los derechos de los ciudadanos a entender el lenguaje que usan las instituciones y organizaciones en sus documentos públicos.

Enseguida me sentí identificado. Supongo que no soy el único incapaz de comprender en su totalidad algunos de los escritos emitidos por nuestras instituciones (sobre todo las públicas); desde juzgados y ministerio de Hacienda, hasta los edictos de los ayuntamientos o, sin ir más lejos, la información para acceder a una oferta pública de empleo.

La primera parte de la segunda parte contratante será considerada como la parte contratante de la primera parte”. La frase, de Groucho Marx en “Una noche en la ópera”, es totalmente explícita y reveladora. Y es que, en multitud de ocasiones, la tarea de descifrar qué diantre nos están pidiendo, o si han resuelto un recurso a nuestro favor o en contra, resulta casi imposible.

Por eso me pareció estupendo. He indagado un poco al respecto y he encontrado que países como Inglaterra, Estados Unidos, Dinamarca o Canadá, entre otros, incorporan el “Lenguaje Claro” a sus instituciones públicas para ofrecer servicios más comprensibles a los ciudadanos.

Los beneficios son muchos, aunque los principales son sin duda la recuperación de confianza por parte del ciudadano, y la mejora en la credibilidad y el prestigio de la institución en cuestión. No es que se vaya a utilizar la técnica del storytelling (qué bonita palabra) para contar ‘historias institucionales’, pero sí que habrá que buscar una narrativa más natural que haga comprensible a todo el mundo los contenidos de la cosa pública.

sábado, 28 de mayo de 2016

Mensajes del suburbano: Metro de Madrid les informa

De vez en cuando los dos trasbordos y las casi 20 estaciones que recorro, cada día y en hora punta, subido a un vagón del Metro me ponen en contacto con seres de otra galaxia a los que es un placer observar. Para mí, representa una fuente de inspiración y una forma de palpar la realidad a diario. De hecho, si tuviera que elegir un post de todos los que he escrito, sería en el que trataba de los mensajes que comunican la pobreza en los andenes del suburbano.

En estos tiempos de indefinición, de cambios sociales forzados y de "Papeles de Panamá" es curioso observar cómo la gente que se sienta frente a ti en el vagón de cualquier línea del Metro muestra la zozobra que se siente a menudo en cualquier rincón de España. Y lo hacen a través de los mensajes que trasladan: de resignación, de tolerancia y esperanza, de distracción o de solidaridad.

Son las siete de la mañana. Frente a mí, una bancada con cuatro asientos. Los dos del centro están ocupados por una mujer y un hombre, ambos de mediana edad y con mensajes diferentes, enfrentados. Ella lee con devoción (la veo mover los labios) un diminuto y desgastado libro de salmos con la imagen de una virgen en la portada, ya amarillenta. Es el mensaje de la resignación. La comunicación repetitiva, como una oración, que establecen los desesperados que han entrado en estado de shock y ya no tienen capacidad de respuesta.

A su lado, un señor medio calvo con traje y corbata. Lleva un maletín de piel del que saca una bolsa de plástico transparente en la que hay cuatro cómics de Marvel. Coge uno de ellos, lo abre y lo ‘devora’ con la vista. Parece una eternidad hasta que pasa la siguiente página. Estamos con el mensaje de la tolerancia y de la esperanza. Los superhéroes nos muestran el camino para respetar al que es diferente, proteger al débil y la moraleja de “no importa cuán difícil sea salir adelante, si luchas por conseguirlo lo lograrás y, si no, al menos lo habrás intentado”.

A mis observados les flanquean otras dos personas, algo más jóvenes, que están leyendo en un libro electrónico mientras escuchan música (o la radio, a saber). Es el mensaje de la distracción, del escapismo. Huir de la realidad, no ver ni oír lo que te rodea, dejarse llevar lejos, a otra parte. Ojos que no ven, corazón que no siente.

Quedan dos paradas para bajarme y cambiar de convoy; pero antes, aparece un señor grueso, con acento sudamericano que dice en voz alta: “Tres galletas recubiertas de chocolate por un euro, una por 50 céntimos. Que dios les bendiga. Gracias a su ayuda he podido salir adelante con mi familia”. Sí, ya me ha aprendido su cantinela. Viste correctamente, bien peinado y amable, recorre los pasillos de los vagones lanzando su discurso, y facturando. Ya tiene clientela. Es el mensaje de la solidaridad. Son las 7:45 horas y, como diría un GPS, he llegado a mi destino. Me bajo, hasta mañana.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Un profesional de la desinformación

Mis padres creen que sigo trabajando en la agencia de comunicación donde estaba hace dos años (cómo pasa el tiempo). En su día decidí que informarles de que me quedaba en el paro no les aportaría nada, excepto sufrimiento. Era un mensaje prescindible. Como iba a verlos casi a diario (mi oficina estaba muy cerca), puse como excusa (y aquí tenemos la mentira piadosa) que habíamos cambiado de jornada partida a intensiva y que, a partir de ese momento, me pasaría a verlos sólo los jueves, cosa que sigo haciendo actualmente.

No he estado inactivo. En este tiempo y acompañado por mi pareja (también periodista), hemos dirigido ciertas acciones de comunicación para ANAPAL, la asociación que agrupa a las administraciones de Loterías y Apuestas del Estado y, todo hay que decirlo, con muy buenos resultados. Lo hemos hecho desde casa, hasta que hace dos meses volví a recibir una oferta de trabajo. Es temporal, un contrato por obra, de periodista, de esos que permiten seguir pagando las facturas. Pero el mensaje a mis padres no ha cambiado. Para ellos, sigo trabajando en la agencia, un lugar donde saben que era feliz.

Hay que valorar qué mensajes son prescindibles. Sopesar los pros y los contras de transmitirlos. Por ejemplo, un astrofísico amigo mío me informa que en 48 horas va a caer un meteorito gigante sobre la Tierra. ¿Lo hago público? Es un dilema. Por una parte, ¿para qué les voy a quitar de lo que estén haciendo?. No tiene sentido. Se van a achicharrar igualmente, pero sin la angustia de la espera. Pero, por otra, si lo comunicamos, parte de la población podría dejar de angustiarse, se liberaría de sus pesadas cargas pensando que en un plazo de dos días acabarán sus sufrimientos. Aún queda un grupo, más reducido, que se lanzaría a la calle a causar el mayor daño posible, que se aprovecharía para vengarse y tomarse la justicia por su mano.

Llegado este punto, ¿es una irresponsabilidad no comunicar la verdad sobre algo? Puede, pero yo me considero un profesional de la desinformación porque valoro lo que se calla tanto o más que lo que se dice. Y, en el caso de mis progenitores, el silencio es más beneficioso para todas las partes. Pero un mensaje prescindible (acompañado de una mentira piadosa, no lo olvidemos) puede ser reversible. En este caso bastaría con que mi situación laboral se vuelva más estable. Cruzaremos los dedos. Mientras tanto, los jueves seguiré yendo a visitar a mis padres.

domingo, 8 de mayo de 2016

Mensajes y sonrisas millonarias

Hace unos meses leí que Carlos Sobera, el presentador de televisión, había comprado un teatro en Madrid. Más tarde confirmé que era cierto; el Reina Victoria, nada más y nada menos. Creo recordar que le había costado siete millones de euros. Y, claro, uno piensa en alto: “Qué sueldos no tendrán (o tendrían hasta no hace mucho en la televisión) para poder amasar una fortuna que permita gastarte siete millonazos de euros en un edificio, y con lo que ha bajado el tema inmobiliario, xD”.

Lo cierto es que ahora, cuando le veo (a Sobera) abanderando “First Dates”, un nuevo reality de “Cuatro” basado en las citas a ciegas en un restaurante, no dejo de preguntarme si la sonrisa y la ceja hacia arriba forman parte de una pose estudiada o si es una expresión de alegría que le surge de forma espontánea al pensar en la nómina.

La verdad es que el programa (se emite de lunes a viernes de 21 a 21:30 horas) es para sonreír. Y si no, atención a algunos ejemplos de lo que se puede llegar a decir en una cena de pareja con la intención de encontrar la media naranja. Ella a él: “Me gustaría que me encantase leer pero empiezo y me entra el sueño”. Él a ella: “Antes agobiaba a las chicas, ahora he estudiado seducción por Internet”. Él a Él: “Estoy ensayando una sonrisa para que no me salgan arrugas”.

Ahora, semanas después, leo que Sobera pidió un crédito para poder adquirir el teatro. ¿Será a Cofidis?, esa empresa dedicada a los micropréstamos a la que cede su imagen el también presentador televisivo Christian Gálvez (su primer prescriptor famoso); ¿o quizás a T-Presta?, representada publicitariamente con la imagen de Bertín Osborne.No lo sé; pero, ¿se han dado cuenta de que los tres presentadores comparten una gran sonrisa? Sí, ya. La satisfacción del trabajo bien hecho. Claro.

lunes, 2 de mayo de 2016

A Zuckerberg no se le puede bloquear

¿Se han cansado nuestros amigos y conocidos más ‘enredados’ de subir las fotos de sus últimos viajes y fiestas a Facebook, o somos nosotros los que empezamos a estar agotados de husmear en sus vidas a través de la ventana abierta por el visionario Zuckerberg? Al parecer, la tendencia es la disminución del intercambio de información personal.

Comenzamos a sentirnos hastiados de las interminables tiras de fotos en las que aparecen un montón de extraños con caras de éxtasis varios y de los paisajes turísticos, más o menos reconocibles, de fin de semana; de las descripciones del estado de ánimo con mensajes del tipo: “Comiendo un arroz en la terraza de Fernando”; y de la frase cómica del famoso de turno con 500 comentarios, la mitad alabando su gracia y la otra mitad intentando ser más graciosos que el propio comentarista.

Los expertos en comunicación ya lo han bautizado y le han puesto un nombre: Contexto de colapso; un concepto que viene a aclarar cómo las redes sociales tienden a difuminar los límites entre la comunicación interpersonal y la de masas.

Para los analistas, Facebook está mutando y se está convirtiendo en otra cosa. Claro que muchos de sus millones de usuarios lo siguen utilizando para ver las actualizaciones de sus allegados pero, ahora, más del 40% de los estadounidenses lo utilizan también para informarse de las últimas noticias; para el entretenimiento y, con mucho ímpetu, para juegos.

Esta mutación no es casual, ni mucho menos. Detrás está Mark Elliot Zuckerberg, el único usuario de Facebook al que no es posible bloquear. En la reciente conferencia F8, se dirigió a más de 2.000 desarrolladores del entorno Facebook (y que pagan 1.500 pavos por asistir) pare decirles que el futuro está en el vídeo en 360 grados, la mensajería entre empresas y usuarios, y el contenido educativo (con realidad virtual incluida).

¿Equivocado? Entre WhatsApp y Messenger (ambas compradas por el creador del “Me gusta”) se envían a diario más de 60.000 millones de mensajes en todo el mundo. Incluso la CNN está preparando un nuevo formato para enviar un resumen diario a través de Messenger. No es casualidad. Estamos ante otro visionario, como lo fue Steve Jobs, capaz de intuir por dónde se van a desplazar nuestros pasos en los próximos diez años. Y yo que no sé qué comer mañana.

sábado, 23 de abril de 2016

Mensajes disuasorios

Hay mensajes que nos marcan la vida, que nos dicen lo que no se debe hacer. Vas a una frutería y te encuentras el cartel de ‘No tocar la fruta’; en la calle tenemos el ‘Prohibido aparcar. Se llama grúa’, y en las carreteras una imagen de una calavera sobre dos huesos cruzados en forma de x nos advierte de una inminente amenaza.

‘No tocar’, ‘Prohibido’ y ‘Peligro’ son quizás el eje sobre el cual giran gran parte de los mensajes disuasorios que utilizamos actualmente. Hemos crecido con ellos. Nuestros padres, en especial nuestras madres, nos los han inculcado profundamente hasta hacerlos formar parte de nuestros inconscientes. Los aplicamos en la vida diaria casi sin darnos cuenta y los transmitimos, como una herencia vital, a nuestros hijos.

Son mensajes permanentes, de esos que el mundo del marketing y de la comunicación busca denodadamente para administrarlos y replicarlos con éxito manifiesto en sus tareas de posicionamiento empresarial o en reforzamiento de la identidad e imagen personal o corporativa.

Pues bien. Todo esto viene a cuento porque hace unos días, yendo en el bus, vi con sorpresa un cartel a la entrada de una obra en el que se anunciaba: “Seguridad Gabarre: Obra vigilada por gitanos. Tú mismo”. No entendía bien el mensaje. Sí. Parecía querer ser disuasorio, pero tener un vigilante gitano no me parecía algo tan convincente ni persuasivo. Así que investigué, es decir, se lo pregunté a Soledad, mi pareja (los periodistas, y más si son mujeres, son auténticos pozos de sabiduría).

Me contó que se trataba de un mensaje disuasorio especializado (dirigido expresamente a los cacos del sector de la construcción). Y es que, al parecer, hace años varias mafias, lideradas por gitanos, se habían especializado en robar en el interior de las obras. Pero ya se sabe que eso de sustraer puede dar con tus huesos en la cárcel, así que surgió otra “rama” menos delictiva, con ascendiente extorsionador, que se ponía en contacto con las empresas constructoras responsables y les ofrecía la mejor alarma contra los hurtos: un vigilante gitano, eso sí, pagado a un precio bastante más elevado del que pediría una empresa de vigilancia al uso. Al parecer, mano de santo.

Al final, determinados mensajes alcanzan sus objetivos por el miedo (en muchas ocasiones irracional) a las consecuencias negativas de su incumplimiento. Lo más probable es que el frutero no se dé ni cuenta de que palpas los tomates de la estantería, ni es probable que nos pongan una multa si aparcamos cinco minutos a la puerta de la salida de ese garaje con vado. Basta el miedo a las represalias para que el mensaje surta efecto en un amplio porcentaje de la población. Qué lástima que alguno, como el ‘Prohibido prohibir’ se quedara solo en un slogan. Pero, claro, en este caso se trata de un mensaje disuasorio contradictorio, pero de esos, ya hablaremos otro día.

'El bloQuero', elegido entre los diez mejores blogs de marketing

Cada día y desde hace seis años, el Observatorio de la Blogosfera de Marketing, realiza el seguimiento de cerca de 400 blogs de marketing. Analizan entre 4.000 y 5.000 posts entre los que se seleccionan los 10 mejores del momento, que son publicados en la revista MK Marketing + Ventas, y en la web de la Asociación de Marketing de España.

En la selección que hacen cada mes, intentan que haya variedad en los contenidos, actualidad, temas candentes o de tendencia, que sean instructivos o divulgativos, y que haya también algunos que sean críticos e incluso, irreverentes. Pero sobre todo, que inspiren, hagan reflexionar y aporten valor. Pues bien, "El bloQuero" ha sido elegido uno de los diez mejores del mes de abril.

Muchas gracias a todos,

lunes, 4 de abril de 2016

La simbiosis entre empresas y marcas personales

Según el estudio 'El gasto en comida rápida 2015', realizado por EAE Business School, la cadena estadounidense McDonald's lidera el sector de comida rápida en España con un 40% de la cuota de mercado, además de ser la principal empresa franquiciada (con 474 locales repartidos por toda la geografía). No obstante, y debido a la crisis y la competencia extrema de este sector, en los últimos dos años las ventas de los creadores del ‘Happy Meal’ en nuestro país se han estancado.

Como parte de la estrategia para hacer frente a esa competencia, el año pasado McDonald’s contrató al chef ‘condecorado’ con dos estrellas Michelín Dany García, y crearon la hamburguesa ‘Grand McExtrem’. Ahora han vuelto a la carga de la alta cocina y repiten experiencia gourmet sumando la experiencia de otro fenómeno de los fogones con dos estrellas Michelín, el cocinero catalán Ramón Freixa. Dany vs. Freixa.

A pesar de las cifras lánguidas del actual negocio de McDonald's, el estudio al que hacíamos referencia muestra que, en los próximos cinco años, el consumo de comida rápida crecerá un 50% en España y, en 2019, subirá hasta los 2.942 millones de euros.

Para la compañía de comida rápida con mayores beneficios del mundo y 69 millones de clientes, el reto pasar por ganar nuevos nichos de mercado. En España, el fichaje de estos dos cocineros sirve para atraer a ese colectivo que presupone que el fast food no es recomendable para la salud ni permite disfrutar gastronómicamente.

La cuestión está en saber hasta qué punto salen ganando los dos cocineros. Aparte de los (suponemos) suculentos talones que habrán recibido, estos dos talentos de la cocina con sendas reputaciones labradas a golpe de mortero tienen más que perder que ganar en esta experiencia de intercambio culinario.

¿Democratizar la alta cocina? Puede ser. Pero el negocio de la restauración en el que se mueven las compañías de comida rápida está siempre rodeado de baches y suelos pantanosos (dudas sobre salubridad, denuncias vinculadas con la precariedad de los empleos o presuntas evasiones fiscales). Un terreno que quizá los dos cocineros con ‘michelines’ no han reconocido previamente lo suficiente para transitar por él, por lo que pueden verse salpicados con el barro del camino. Ellos tienen más que perder: su reputación es su única marca.

Si buscamos un ejemplo contrario, la aparición del futbolista Leo Messi en los ‘Papeles de Panamá’ (como supuesto partícipe en una nueva trama de ingeniería fiscal mediante la creación de sociedades opacas) podría hacer que sus patrocinadores, las empresas que utilizan su imagen para promocionar sus productos, sufrieran el revés recibido por una pérdida de confianza del mercado (independientemente de que sea culpable o inocente de lo que se le acusa).

La última opción que voy a desarrollar es una simbiosis entre empresa y marca personal en forma de sugerencia publicitaria. Si buscan respaldar sus productos o servicios con nuevas marcas personales, ahí tienen la de Javier Fernández, oro en el Mundial de patinaje artístico sobre hielo (revalidó el de 2015). Un deportista de élite con un bagaje excepcional en una modalidad poco popular que, por esas cosas que nunca se llega a saber, ha sabido captar la atención de todos los medios. ¿Habrá alguien que aproveche la oportunidad?

martes, 22 de marzo de 2016

El futbolín como juego de azar

Hace unas semanas dediqué mi entrada del blog a contar la relación entre el neuromarketing y el juego online y cómo esta relación puede llevar, en casos extremos, a la ludopatía. Ahora regreso sobre el tema porque he visto que la compañía de juego online, Paf.es, ha ganado un galardón de esos considerados como de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) por ser la empresa de juego online más responsable socialmente.

En 2015 donó 21 millones de euros a causas sociales y, además (que es lo que a esta columna le compete), cuenta con una serie de herramientas que permiten al jugador establecer un límite de depósito, límite de juego e, incluso, un límite temporal para que cada cual gestione personalmente cómo quiere que sea su actividad en el juego online.

Ante la duda, Paf también cuenta con un Test Personal, que establece unos patrones de detección de conducta peligrosa en el juego. Sin embargo, y como una de las herramientas más innovadoras en el sector, Paf ha dado con la clave de la prevención en los problemas con el juego online con su “Radar contra la ludopatía”, un sistema que permite obtener datos del comportamiento de los jugadores y actuar de manera rápida y personalizada.

No es un tema menor. En 2015 se jugaron por Internet 8.562 millones de euros, un millón cada hora, el triple que en 2012, y las previsiones de la Dirección General de Ordenación del Juego para 2016 es que se alcancen los 10.000 millones. Los españoles que juegan online alguna vez ya superan al millón, registrándose 170.000 nuevos jugadores cada mes. Y, claro, con este incremento también sube la cifra de ludópatas, unos 100.000, sobre todo jóvenes, según los datos aportados por Azajer, una organización dedicada a la prevención y tratamiento de esta enfermedad.

Algunos pueden pensar que se debería prohibir el juego online; pero, desde mi punto de vista, la prohibición llevaría a imposibilitar su control. Hay que regularlo y dar garantías a sus usuarios. Si no, podríamos llegar a casos extremos como el de Turquía, en donde hace apenas unas semanas, se acaba de legalizar el futbolín. Un juego, incluido en la categoría de azar y ruleta, considerado perjudicial para la sociedad y que ha estado proscrito durante 48 años bajo pena entre uno y cinco años de cárcel. Ahora, las autoridades turcas han decidido que el futbolín sirve para ejercitar las "aptitudes manuales". Tan cerca y tan lejos.

sábado, 12 de marzo de 2016

El marketing como agente manipulador

Prodigioso. Cómo en apenas tres cuartos de hora, una serie televisiva del montón puede mostrar los entresijos de una campaña de marketing compleja y ahorrarte un año de universidad en la materia. Les explico. El capítulo mostraba la lucha entre dos empresas jugueteras y, concretamente, dos de sus juguetes (un perro de peluche y un muñeco) que iban a aparecer próximamente en el mercado (un mercado local, en algún Estado norteamericano) y la forma en que uno de ellos, el muñeco bautizado como “Bebé emocional”, utiliza las artes del marketing para ganar esa carrera hacia el éxito comercial.

Primero, los representantes del “Bebé emocional” (un horroroso muñeco con una doble cara que, girándola, expresa felicidad u odio) localizan los barrios donde viven más familias de clase media alta con niños pequeños. Tras hacerlo, desarrollan un algoritmo que les permita dar con un espacio físico que las una. Hallan un mercadillo pijo como nexo común entre ellas. Un lugar al que suelen acudir los padres con sus hijos para darse una vuelta, comprar y distraerse entre puesto y puesto. A ese mercadillo se trasladan y ponen un stand donde ofrecen gratuitamente una serie de “Bebés emocionales”. Es la fase denominada “Exploración de la demanda”.

Pero se dan cuenta de que no tienen éxito. El muñeco (horroroso), no gusta, así que piensan: “No podemos engañar a los niños, pero sí a sus padres”. Y ponen los medios para lograrlo.

Graban una serie de reportajes y entrevistas con prescriptores del producto; en este caso a supuestos científicos, sociólogos y psiquiatras que hablan de las maravillosas propiedades que representa este juguete para el desarrollo cognitivo de los niños. Pagan para que los empiecen a emitir en la televisión por cable en las franjas de programas familiares. Es la etapa de la “Promoción cualificada”.

El siguiente paso es seleccionar a las más reputadas blogueras especializadas en temas familiares. Tras hacerlo, las convocan a una supuesta entrega de premios reconociendo sus méritos, y les presentan al “Bebé emocional” como novedosa herramienta de intercomunicación paternofilial. Todas ellas dan noticia del hecho a través de sus respectivos blogs. Es la fase de la “Segmentación del mensaje”.

Sin abandonar las redes sociales, el objetivo ahora era conseguir el apoyo de una famosa con millones de seguidores. Un influencer contrastado. Como no era posible el aval directo, eligieron el indirecto. Para conseguirlo, les bastó con regalarle uno de estos muñecos, hacerle fotos de la entrega y distribuirlas inmediatamente por todas las redes sociales. Estamos en la fase de la “Imitación refleja”.

Reservan espacios en las principales superficies comerciales del país y contratan un grupo de personas para que comiencen a reservar “Bebés emocionales”. En Estados Unidos hay listas para todo y, una de ellas, es la preventas o listas de espera. El muñeco se alza con la primera posición en pocos días y la noticia corre como pólvora. La acción toma el nombre de “Tendencias del mercado”.

En esos momentos, los índices de saturación (el nivel de ruido que hay alrededor de un producto en concreto) son elevadísimos. Todo el mundo habla del “Bebé emocional” y, más importante, todos quieren tener uno.

Éste es sólo un ejemplo del nuevo marketing. Un proceso estratégico de venta y posicionamiento que tiene en cuenta las tendencias pero que, en caso de no ser propicias, no duda en cambiarlas; que es capaz de llegar a su meta (vender) aunque su público objetivo (en este caso los niños) lo rechace, y lo hace convenciendo a sus padres de las bondades de ese producto para sus hijos. ¿Qué, les suena?, ¿verdad que todos tenemos la percepción de estarnos dejando influenciar a diario? Bueno, no se preocupen; otros tendrán la sensación de manipularnos, y seguro que ninguna de esas emociones es del todo desagradable.

sábado, 20 de febrero de 2016

Amazon estrenará la próxima peli de Woody Allen

La próxima comedia romántica de Woody Allen no la estrenará Sony Pictures Classics, la compañía que se ha responsabilizado de esta tarea en los últimos trabajos del autor neoyorkino (“Blue Jasmine”, “Medianoche en París”). Amazon Estudios se ha hecho con los derechos para su exhibición en Estados Unidos. Un acuerdo que conlleva su estreno (el próximo verano) en las salas tradicionales y, posteriormente (previsiblemente después de tres meses desde su estreno), el visionado en exclusiva -en streaming- para los socios de la plataforma Prime del gigante del comercio electrónico.

Pero la cosa no acaba ahí. Allen y Amazon han suscrito un acuerdo para realizar una serie de televisión, compuesta por seis capítulos de treinta minutos cada uno, que transcurrirá en la década de los sesenta. Una serie escrita por el propio Woody Allen, y que será protagonizada por él mismo, Elaine May y Miley Cyrus. Un trabajo que empezaría a rodarse en marzo.

Amazon ya lleva tiempo rondando la industria del cine. Su interés viene de largo. Ya en 1998 compró IMDB (Internet Movie Database), auténtica referencia para los cinéfilos y la búsqueda de datos relacionados con el séptimo Arte, y hace apenas unas semanas, a finales de enero de 2016, adquirió varios títulos del mejor cine independiente presentados en el reputado festival Sundance, pero destacó especialmente la compra, por 10 millones de dólares, del film “Manchester by the sea”, dirigida por Kenneth Lonergan, una de las películas que obtuvieron mejores críticas. Una oferta que no pudo superar ninguno de sus competidores tradicionales.

A lo que vamos. Que mientras Woody Allen, un señor con 81 tacos, es capaz de comprender que la forma de ver cine ha cambiado y la industria (sobre todo la distribución y la exhibición) debe adaptarse a esas novedades; en España, Antonio Resines, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, un ser que se vanagloria de no tener ordenador, aprovecha la gala de los Goya para leer un discurso en el que no sólo ningunea a las plataformas legales de visionado de películas a través de Internet, sino que vierte falacias acerca de la piratería (1.900 descargas de películas al minuto). Así nos va a unos y los otros.

sábado, 13 de febrero de 2016

En el descanso ya no se va a hacer pis


Pues sí. Durante los anuncios de la tele la gente ya no se levanta para ir al baño o asaltar la nevera. La Internet Advertising Boureau (IAB), una asociación para la promoción de la publicidad online en el Reino Unido, acaba de publicar un estudio, llamado “Real Living”, para comprobar cómo está cambiando el papel de la televisión y de las salas de estar en su convivencia con los dispositivos móviles conectados a Internet.

El análisis, que incluye encuestas, seguimiento del uso de los dispositivos e, incluso, toma de datos biométricos, es esclarecedor. El 70% afirma que utiliza su Smartphone o tablet cuando está viendo televisión; un porcentaje que sube hasta el 87% en las personas con edades comprendidas entre los 16 y los 34 años. ¿Y qué es lo que hacen? Pues alrededor de un tercio (34%) revisa su correo; intercambia mensajes (31%), y una cuarta parte se dedica a comprar online.

El salón de estar se ha convertido en un espacio multifuncional en el que aparecen dos fenómenos; el multi-screening, donde todas las pantallas (la de la tele y las de los dispositivos móviles) son igualmente importantes, y la multiselección, donde el entretenimiento es sólo una de las posibles opciones. Ahora, la gente pasa de una actividad individual a otra de grupo (mensajes de correo, interactuar con programas de mensajería, realizar compras, trabajar) de forma natural y constante.

El estudio también demostró cómo han cambiado las rutinas relacionadas con ver televisión. De esta forma, las pausas publicitarias ya no son condicionantes del comportamiento de los espectadores. Según sus estadísticas, el número de mensajes de correo o las conversaciones a través de programas de mensajería como WhatsApp se mantienen constantes, como antes de irse a los anuncios; y sólo un 8% utiliza este descanso para cambiar de canal.

De esta forma, el trabajo de IAB sirve para derribar tres mitos. A saber; primero, que la televisión es la pantalla dominante; segundo, que el entretenimiento es la actividad principal de nuestras salas de estar; y tercero, que los programas de televisión y las pausas publicitarias determinan nuestro comportamiento.

Me hace mucha gracia el procedimiento de medida que llegan a utilizar para ejemplificar la última de estas cuestiones. Se trata de la energía consumida para hervir agua (supongo que por el proverbial amor al té de los británicos). En su ejemplo dicen que durante las pausas publicitarias de la final de 1990 de la Copa del Mundo de fútbol entre Inglaterra y Alemania se registró una subida de tensión equivalente a calentar 1,12 millones de hervidores de agua al mismo tiempo. Mientras que en el partido del mundial de 2014, que enfrentó a Inglaterra con Uruguay, esta medida bajó hasta los 410.000 durante la emisión de los anuncios.

Lo que parece claro es que si el centro del universo de nuestros hogares ya no es la televisión y el comportamiento en el salón de casa ya no está determinado por la publicidad, los anunciantes tendrán que ponerse las pilas para adaptarse a este nuevo escenario, más diversificado, fragmentado y competitivo.

jueves, 11 de febrero de 2016

Twitter no está en crisis, está cogiendo carrerilla

Veo con cierta sorpresa que también entre los medios tecnológicos existe el sensacionalismo. “Teknautas” titula: “Twitter se hunde (y aburre): ya nadie quiere unirse a la red social”. La noticia es que, por primera vez en su historia, el pájaro azul ha bajado el número de usuarios activos, esto es, los que se conectan al menos una vez al mes (me pregunto si servirá este baremo para despejar todas las dudas sobre qué se considera ser activo en algo).

Perdón por la duda. Seguimos. Cuentan que, en el último trimestre de 2015, los usuarios han bajado de los 307 a los 305 millones (los mismos que tenía Facebook en 2009). También dicen que, a pesar de ingresar más pasta (710 millones de dólares en el último trimestre), comportarse bien en los parqués bursátiles (30 dólares el valor medio de la acción) y de rebajar en un 10% las pérdidas del ejercicio anterior, la compañía sigue en números rojos (han palmado 521 millones de dólares).

Siguen contando que las fugas les están machacando. La última, la de su jefe de producto, Kevin Weil, que tras poner como escusa problemas personales fichó a los dos días por Instagram, propiedad de Facebook, y competidora en eso de generar negocio con las redes sociales.

Pero lo cierto es que Twitter es la herramienta que utilizan los principales generadores de contenidos e influencers; y que la mayor parte de nosotros, los que pensamos que estamos bien informados, lo hacemos a través de esta red. Es decir, las principales fuentes y los destinos cualificados han consensuado que Twitter es su nexo para ponerse en comunicación.

Y si no, a las pruebas me remito. ¿Qué medio están utilizando políticos, músicos, famosos, deportistas, etcétera, para dar a conocer sus novedades, incluso con exclusividad?, ¿qué medio se utiliza para seguir y comentar en directo los grandes espectáculos mediáticos de cualquier tipo? Pues sí, Twitter. La red de microblogging es el escenario elegido mayoritariamente para informar e informarse, para contrastar, debatir, rebatir y denunciar.

¿Cómo va a estar a punto de hundirse o aburrir algo capaz de todo esto? De hecho, están preparando novedades que incrementarán estas capacidades. Nos hablan de la posibilidad de transmitir vídeo en directo (disponen de Periscope, la aplicación que permite a los particulares realizar streaming de vídeo en directo desde el móvil); y de algo que ya es una realidad, un algoritmo que cambiará el timeline, la portada de Twitter. Ahora aparecerá en primer lugar los contenidos más relevantes, según nuestro perfil y; después, aquellos que van llegando en orden cronológico, como había sido hasta ahora. Sólo es problema de tiempo. Twitter está cogiendo carrerilla.

jueves, 4 de febrero de 2016

Lo que significa ser un visionario distópico

Visionario. Esa es la palabra que mejor define a Steve Jobs. Acabo de ver la película esta misma semana y, aunque nos muestra a un ser egoísta, egocéntrico y patéticamente infantil, debo admitir que algunas patologías mentales (tenía toda la pinta de ser obsesivo compulsivo) pueden ayudar profesionalmente hasta convertirte en un ser capaz de anticipar el futuro.

Hablo en primera persona pero no, no es mi caso. Admito compartir parte de ese impulso por controlar cualquier proceso y repasarlo continuamente; pero carezco de la capacidad de intuir de manera tan clarividente los resultados de una determinada acción. Qué lástima.

En todo caso, cuando intento hacer una previsión del futuro lo único que obtengo son presagios distópicos, utilizando el término “distopía” (introducido en el diccionario de la RAE por el Premio Nacional de Narrativa de 2013, José Merino) como la representación imaginaria de una sociedad futura con características negativas, causantes de alienación moral.

Esta capacidad de visionar un futuro gris tiene mucho que ver con las épocas de crisis y tiene como precursor a la ciencia-ficción (“Un mundo feliz”, de Aldous Huxley; “1984”, de George Orwell, y “Fahrenheit 451”, de Ray Bradbury). Sus referentes actuales serían la trilogía “Los juegos del hambre” de Suzanne Collins, y la serie inglesa “Black Mirror”, donde se describe la imparable evolución de las tecnologías de la comunicación y la información y los imprevisibles resultados fruto de la interacción con los humanos.

Todo esto para contarles que, a pesar (o quizás gracias a ello) de considerarme un profesional consagrado a su trabajo y conocer mis limitaciones, intuyo que el futuro laboral me depara un horizonte negro. Los que no tenemos el talento de Steve Jobs ni su capacidad para vender humo cuando no hay madera, debemos conformarnos con intentar llegar a final de mes. De la jubilación, ni les hablo.

sábado, 16 de enero de 2016

El neuromarketing y el juego online

El neuromarketing podría servir para explicarnos cómo la industria del juego capta nuevos acólitos, y la peor de sus consecuencias: la ludopatía. Si normalmente las máquinas físicas desarrollan esta patología en cinco años, el juego virtual tan sólo necesita 24 meses para enganchar a la persona. Y uno de los “camellos” que utilizan para la captación de nuevos jugadores es la publicidad, sobre todo televisiva.

En España, el juego por Internet se reguló en 2011 (lo hizo el Gobierno de Zapatero), y en 2014 su facturación alcanzó 6.564 millones de euros. De hecho, en los últimos meses estamos asistiendo a un incremento muy considerable de anuncios en la caja tonta sobre juego online (casinos, ruleta, póker, bingos, etc.) donde aparecen promocionándolos deportistas de élite (el póker de los Cristiano Ronaldo, Neymar, etcétera) y otros famosos (el bingo de Jorge Javier Vázquez). Anuncios, por otra parte muy cuestionados, con una regulación prevista y pendiente (incluida la de dejar de utilizar los niños de San Idelfonso en los sorteos de Lotería) que ahora duerme el sueño de los justos hasta la espera de quién se atreva a meterla mano.

El perfil del jugador online español es el de un varón de entre 25 y 34 años con estudios superiores. El mismo del que sufre la ludopatía actualmente: joven, universitario y con excelentes conocimientos sobre el uso de las nuevas tecnologías; aunque previsible desde el punto de vista mercadotécnico y de la publicidad. Nada que ver con el ludópata de hace tan sólo cinco años. Pero, ¿cómo se captan nuevos jugadores por medio de la comunicación (publicidad, marketing)? La respuesta está en el neuromarketing.

A través de los cinco sentidos el ser humano recibe 11 millones de ítems de información por segundo, pero sólo somos capaces de procesar 40 de ellos; el resto, es evaluado automáticamente de forma inconsciente. Esta es la razón de que la mayor parte de las decisiones de consumo se den en el subsconciente y aquí entra el neuromarketing, la “ciencia” que se encarga de estudiar las razones de por qué se produce el acto de compra.

La mayor parte de nuestras elecciones de compra se realizan a nivel inconsciente. Esa es la razón de la importancia del neuromarketing para las empresas. Con esta herramienta es posible analizar nuestros deseos, miedos, sensaciones, etcétera para determinar pautas de conducta que permitan ofrecer productos o servicios acordes a lo que nuestra psique (inconsciente) demanda. Y es que, en una lucha entre lo racional y lo emocional, en el terreno del consumo, suele ganar siempre la emocional.

Por esa razón lo utilizan las empresas de juego online. Los bonos de bienvenida (“date de alta y te regalamos 10 euros”) sirven para vencer reticencias, para iniciarse sin miedo a perder dinero y proceder al siguiente paso, la fidelización del sujeto. El proceso de juego es fácil e intuitivo; las apuestas, rápidas; el premio (en caso de haberlo), inmediato; se realiza de forma anónima, y en la más completa intimidad.

Según el doctor Augusto Zafra, médico psiquiatra y director del Centro de Desintoxicación IVANE, del Hospital Nisa Aguas Vivas, hasta el año 2012, el 100% de los afectados hacia un uso del juego tradicional presencial en maquinas tragaperras, bingo y casino. Hoy en día, sólo el 70%sigue acudiendo a esos espacios reales, mientras que el 30% restante hace un uso patológico del juego online virtual.

Con el auge que se augura al juego online, es presumible que esta tendencia siga aumentando en los próximos años. La previsión para el 2016 es que llegue a superar el 50%. Está claro que el neuromarketing insufla los estímulos de recompensa cerebral suficientes para generar afición y, también en ciertos casos, desencadenar comportamientos adictivos. En fin, los efectos colaterales, que diría un cínico.

miércoles, 13 de enero de 2016

Como te pases te borro del Facebook

Estaba leyendo una entrevista con Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia, 1925), un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío cuya obra aborda, entre otras cuestiones, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza; y que fue, junto con el también sociólogo Alain Touraine, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.

Me interesó la opinión que este pensador, muy seguido por el colectivo intelectual del 15M, tiene sobre las redes sociales. Las considera una trampa. No duda de su utilidad como agente dinamizador y fuente de interacción; pero sí pone en tela de juicio que éstas sirvan realmente para dialogar, esto es, intercambiar puntos de vista dispares y discutirlos, buscar el disenso ajeno como herramienta para ampliar el horizonte e ir más allá de los razonamientos propios.

El sociólogo en cuestión afirma que las redes sociales son un engaño y no sirven para desarrollar las habilidades sociales que se precisan para crear un entorno real donde exista discrepancia, divergencia, antagonismo; conceptos todos ellos imprescindibles para poder realizar una crítica constructiva sobre uno mismo, su entorno y lo que piensa.

Según el teórico, los usuarios de las redes sociales han creado un mundo en donde aquéllos que difieren son eliminados o borrados. Igualmente, y por el contrario, basta un clic para añadir nuevos amigos o aplaudir acciones que merezcan nuestro reconocimiento. Esto hace que sus usuarios creen entornos rodeados de lo que él denomina “zonas de confort”, espacios controlados donde nada ni nadie puede alzarse o contrariar ningún criterio de su creador porque corre el peligro de ser eliminado instantáneamente.

Estoy de acuerdo con el filósofo en que el diálogo real no se produce al hablar con otras personas que piensan lo mismo que tú; pero me asaltan las dudas cuando afirma que estamos perdiendo la capacidad y las habilidades para relacionarnos en el mundo real/offline. Desde mi punto de vista, las interacciones a través de las redes sociales también son verdaderas escuelas que sirven para discriminar (positivamente). Un sitio donde es posible buscar el placer del consenso sin rehuir las críticas. Aunque eso sí, como te pases te borro del Facebook.

lunes, 11 de enero de 2016

El metalenguaje de los mensajes navideños

Son momentos de envíos de mensajes navideños. Buenos deseos mandados mayoritariamente por correo electrónico, whastsapp y, para un pequeño grupo irredento ya sin remedio, a través de correo postal. Pero, ¿todos son mensajes de buena esperanza, o tendríamos que leer entre líneas para saber con certeza qué se esconde tras esas líneas de buenrrollismo?.

Por ejemplo. El mensaje aglutinador, sin personalizar, que nos felicita la Navidad y nos desea un próspero Año Nuevo. Sin más. Es el apropiado para el despacho de abogados o la oficina que lleva la comunidad de propietarios. Corto, sucinto, como un latigazo en las corvas. Se envía del tirón a los clientes/vecinos y no se espera respuesta. Es simplemente un gesto de educación comercial. Si son del banco o la compañía de seguros se suelen personalizar con tu nombre.

Luego tenemos el mensaje edulcorante. “Deseo que con la llegada de este maravilloso 2016…”. Propio de moñas, de ambos géneros, que utilizan estas fechas para dar rienda suelta a su lado más sensible. Son mensajes largos, almibarados, pródigos en adjetivos grandilocuentes y oraciones copulativas inacabables. Lo peor; que nos hacen sentir como mal nacidos sin sentimientos (sobre todo si no tienes gato).

Llegamos a los mensajes contradictorios. “Qué rollo la Navidad, eh? A ver si quedamos para celebrar las fiestas”. Podrían acercarse en tipología a los edulcorantes pero tienen ese toque agridulce que hace que te dé grima tanto recibirlo como aceptar la invitación para la cita. Sabes que va a ser una reunión, como poco, triste.

No hay que olvidar los mensajes con chispa. Esos tan graciosos si no fuera porque todo el mundo quiere ser su padre, como Darth Vader, y los recibes cada media hora. Al final terminas odiándolos y, de nuevo, tu cuñado saca el móvil en la cena para ensenártelo por enésima vez: “Te voy a enseñar uno que te vas a escojonar…”.

Claro, suele triunfar el formato multimedia. Recortas tu cara y las de otro cuatro amigos o familiares (sin su conocimiento y mucho menos pedirles permiso) y las introduces en una app que se encarga de generar un vídeo con una coreografía de gnomos (no olvides que uno lleva tu cara) bailando al ritmo de jingle bells y rodeados de lindos gatitos. Ya está lista. La clásica la puedes enviar gratis por WhatsApp, las otras (cantando villancicos a ritmo de hip hop o vestido de mexicano, cuestan 0,99 $).

Pero lo cierto es que en estas fechas, si miras el móvil y no tienes un mensaje navideño (o no lo envías) es que, o no vives en el primer mundo, estás en la más mísera de las ruinas, no tienes amigos o cuenta de banco (en la Declaración de Derechos Humanos se dice que los banqueros o personal bancario los sustituyen). Así que qué le vamos a hacer. Éste es el mío particular. Feliz lo que sea.

Los ‘influencers’, una herramienta de marketing inestable


No veía el programa de entrevistas de Risto Mejide desde que cambió de cadena. El otro día tuve la oportunidad de reencontrarme con él y lo hice por el tema que trataba o, mejor dicho, por conocer con más detalle a los entrevistados. Cuatro personajes a los que en marketing y comunicación se les conoce como “influencers”, personas que marcan tendencia, ejemplos seguidos en masa; pero, ¿es rentable para las empresas utilizar a este nuevo apostolado del siglo XXI?.

En este caso, eran cuatro casos de éxito procedentes de las redes sociales. Uno de Instagram, una bloquera y dos youtubers. El que menos, contaba con medio millón de seguidores y el que más, creo recordar, superaba los cuatro millones. Eran muy jóvenes, no parecía que ninguno superara la treintena.

Me quedé a verlo con interés. Un interés profesional motivado por conocer un poco más de cerca a esas personas capaces de viralizar su actividad hasta límites insospechados y captar la atención de cientos de miles o, incluso, millones de almas para lograr, por poner un caso del que hablaron, que miles de personas compren unos determinados zapatos porque de pronto (y sin mediar publicidad directa) aparece el “influencer” en cuestión (en una foto dentro de su blog o en Instagram) con esos calcos.

La verdad es que ninguno de ellos me pareció (con todo el respeto y desde la distancia) digno de tener tanto éxito 2.0. Entiendo que también ha existido una burbuja en las redes sociales que ha servido para encumbrar a ciertas personas que tuvieron la visión o la tremenda suerte de estar ahí (intuyo que los entrevistados por Mejide forman parte de este segundo grupo), justo en el momento oportuno. Abrieron un camino (y eso hay que reconocérselo) en los albores de las redes sociales que les ha proporcionado un estatus preferente y, con él, una fuente de ingresos suculenta.

Pero desde el punto de vista del marketing, no sé hasta qué punto recomendaría a una marca, un producto o un servicio vincularse a uno de estos “influencers”. Debería estar muy seguro de quiénes forman parte de su séquito, quiénes son esos fieles acólitos que les siguen sin pestañear. Si no estamos seguros de los destinatarios, una acción de branding puede dársenos la vuelta y resultar contraproducente.

Hay que tener en cuenta si el mensaje de los “influencers” (a los que contratemos para promocionar nuestrolo que sea) va a ser capaz de cumplir con ese propósito y trasladar la imagen de marca o las ganas de comprar o de dar a conocer determinada oferta a sus receptores naturales. En caso contrario, el efecto puede ser de rechazo absoluto. ¿Por qué? Porque estaríamos identificando a nuestros clientes con una imagen, modelo o estereotipo (muchos de estos “influencers” son modelos atípicos, singulares) con el que no tienen ni (y esto es lo más importante) no quieren tener nada que ver.

Por cierto, la foto de esos zapatos que acompaña a este texto son los míos. ¿Hay alguna marca interesada en patrocinarme?

Contra la violencia de género: Libre te quiero, pero no mía


“Cállense y guarden respeto cuando esté hablando un hombre”. Esta frase, lanzada por el alcalde (y repite mandato) de la localidad de Carboneras a una edil de la oposición durante un pleno del Ayuntamiento, sirve para trasladarnos hasta qué punto sigue siendo machista nuestra sociedad y lo difícil que va a ser desterrar la violencia de género en nuestro país porque, no nos engañemos, hay una relación causal directa entre pensar como el corregidor almeriense y someter a malos tratos físicos o psicológicos a una mujer. El machismo es, sin duda, el principal germen de la violencia de género.

Desde que se disponen de estadísticas sobre este tema, esto es, desde el 1 de enero de 2003 hasta la actualidad, 814 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Por eso, hay que aplaudir iniciativas como Decálogo de propuestas. Un planteamiento para mejorar el tratamiento informativo de la violencia machista, presentado en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) por Magda Bandera, directora de "La Marea", y Pilar López Díez, doctora en Ciencias de la información.

De ese Decálogo de propuestas quiero destacar dos. La primera, crear conciencia con el lenguaje, empezando por reforzar la idea de que las mujeres son asesinadas y que no simplemente “mueren”. La segunda, la perspectiva de género debe implementarse transversalmente en todas las noticias de todas las secciones, no solo en la que cubren la violencia machista. Seguramente hacen falta más mujeres mandando en los medios y en el lenguaje.

Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015, el 12,5% de las mujeres de 16 y más años que viven en España han sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida. Y no es una cosa de gente mayor, no. El 30% de las jóvenes y adolescentes admite que les controlan el móvil, la ropa que llevan o las personas que ven. Sólo en 2015, el 2,7% de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual y 9,2% ha padecido violencia psicológica, control, humillaciones, acoso o amenazas.

Por eso, además del trabajo de las instituciones (a destacar dos campañas con el lema "Hay salida" dirigidas exclusivamente a los jóvenes y adolescentes), es preciso que colaboren los medios de comunicación como correa de transmisión para lanzar mensajes de concienciación a la sociedad. Y para que su trabajo sea eficaz, es necesario una perspectiva de género y un correcto tratamiento de las informaciones vinculadas con los conceptos igualdad y violencia de género.

En esta labor de trasladar mensajes contra la violencia de género, es de destacar (coincidiendo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), el llamativo trabajo “Break The Silence”(rompe el silencio) del artista italiano Alexsandro Palombo. Los rostros magullados de famosas sirven como catalizadores sociales para intentar convencer a todas las mujeres que sufren violencia machista para que hablen, lo cuenten y compartan su situación.

Yo también tengo un testimonio personal que, confieso, me avergüenza. Tenía unos vecinos (un pareja y un hijo adolescente) a los que oía discutir o, mejor dicho, a quiénes se les oía gritar e insultar era a los dos “machos”. A la mujer no se la sentía nunca.

De vez en cuando me cruzaba con alguno de ellos en la escalera. Cuando era con ella me compadecía, y cuando el encuentro era con ellos, la sensación era de rabia y hasta miedo. Pensé en pararla y preguntarle si necesitaba ayuda para denunciar su situación. También barajé la posibilidad de llamar a la policía para que acudiera en medio de alguna de esas trifulcas. Pero nunca hice nada. De vez en cuando me pregunto qué sería de esa mujer. Me atormenta que le haya pasado algo y no haber hecho nada por evitarlo.

Como reza el poema de Agustín García Calvo, “libre te quiero, pero no mía. Ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera”.

Atentado de París: TV y el Gobierno suspenden, la radio aprueba, y Twitter decepciona

Está claro que la televisión (pública y privada) sigue siendo un medio indispensable para alcanzar muchos objetivos (publicitarios, sociales, culturales, electorales), pero seamos sinceros; se está quedando viejita. Su incapacidad para responder y estar a la altura de las exigencias de la actualidad quedaron patentes el pasado viernes con motivo de los atentados de París.

De hecho, TVE y Antena 3 interrumpieron sus parrillas por espacio de media hora y cinco minutos, respectivamente; mientras que Cuatro, la Sexta y Telecinco siguieron con sus programas habituales como si tal cosa. Las únicas dos cadenas que, pasadas las diez de la noche, mantuvieron una programación ininterrumpida informando sobre los atentados de París fueron el Canal 24 Horas de TVE, y 13TV.

Otro suspenso para el Gobierno, que dio por muertos a dos compatriotas e, incluso, llegó a llamar a sus familias para comunicarles un fatal suceso que no se había producido. Los dos estaban vivos (ni siquiera habían resultado heridos) pero la noticia de su fallecimiento ya había corrido como pólvora por toda la red y los medios de comunicación. A día de hoy (lunes, 16 de noviembre) aún no han explicado a qué se debió el error.

La radio y, sobre todo, Internet, a través de los medios online y las redes sociales, fueron las voces que nos mantuvieron puntualmente informados. Eso sí, con excepciones puntuales capaces de ensombrecer, aún más, esa aciaga jornada. Twitter me hizo llegar una frase de una periodista tecnológica, profesora de universidad y reciente premio de una fundación creada por una teleco, en la que decía literalmente: “Un #Samsung salva la vida a un ciudadano francés. La metralla chocó contra el móvil”. ¿Se puede hacer algo más obsceno que publicitar una marca vinculándola como salvadora de una vida en este acto de barbarie?

Carne, carnaza, motos y jubilados

La red de carniceros europeos asediada por la falta de formas (verdades a medias) de la OMS. Se ha echado en falta una respuesta unificada y clara que explicara las lagunas del comunicado de la Organización Mundial de la Salud (ellos sí que han puesto en circulación información tratada, pero mal) y saliera en defensa del negocio cárnico. A río revuelto, ganancia de vegetarianos. Buen momento para promocionar esos rincones culinarios tan veganos.

Carnaza, lo de “El Hormiguero”, primero con Soraya, bailando; y ahora con Pablo Iglesias, de singer. ¿Se haría un selfie con el “Hombre de negro”? No lo sé, pero mientras participaba en el circo de Motos, estaban fichando al ex jefe del Estado Mayor con Zapatero. Guiños para todo el electorado. Jóvenes y mayores, sed bienvenidos a Podemos.

Y hablando de Motos, el próximo domingo (o el anterior, según se publique esta entrada) tendrá lugar la escenificación final del enfrentamiento (casi cruento) entre los motoristas Rossi, Márquez y Lorenzo. Un apasionante epílogo para un año de emociones que narra la lucha entre un líder consagrado (il doctore Rossi, a punto de jubilarse); su contrincante de toda la vida, Lorenzo, y un casi recién llegado, el niño Márquez. Todo un clásico del periodismo (como género de narración) deportivo.

A pesar de estar al final de su carrera profesional, Rossi no podría hacerlo porque ni es español ni tiene más de 50 primaveras, pero el resto de nuestros conciudadanos sí podrán informarse de qué pensión disfrutarán cuando se jubilen. El Ministerio de Empleo anuncia que, a partir del 5 de noviembre de 2015, se puedeconsultar por Internet cuál es la pensión (una previsión) que nos corresponderá cuando nos jubilemos.

El Gobierno se comprometió a informar por carta de este dato a aquellos ciudadanos con 50 o más años, y visto que no podían cumplir con su propósito vía postal, han ideado este nuevo método, un simulador online. A tan poco de las elecciones generales, evitar la comunicación epistolar parece una estrategia para esquivar el riesgo de mosquear a parte de ese personal postcincuentón, recordándoles lo poco que les va a corresponder en sus años de jubilación.

Pero, quién sabe, quizás en estos momentos se esté fraguando la solución para aquellos que, llegados a la edad de jubilarse, no han podido contribuir a la Seguridad Social durante suficiente tiempo para obtener una renta justa que les permita vivir sin estrecheces. Y es que dentro de diez años, en 2025, el director técnico de Facebook se ve con capacidad para construir un teletransportador, uno de los sueños y fantasías recurrentes de la ciencia-ficción y de sus seguidores.

Si damos ese paso, cómo no vamos a ser capaces de viajar en el tiempo. Aunque lo más probable es que estos jubilados no viajen veinte años atrás para trabajar y pagar las cuotas de la Seguridad Social; les bastará con ver la tele la noche del jueves y dar un salto atrás en el tiempo de apenas unas horas, lo justo para rellenar una Primitiva e ir a la ventanilla del lotero: “Una apuesta, por favor. Y quédese con el cambio”.

Volkswagen y el efecto dominó

Eficiencia energética, obsolescencia programada y Responsabilidad Social Corporativa son tres conceptos vinculados directamente con el medio ambiente que pueden recibir próximamente el envite del desaguisado de Volkswagen.

El efecto dominó ha comenzado, y afectará a la marca automovilística, a Alemania y la economía Occidental. La pérdida de confianza puede hacer que también se vean afectadas el resto de marcas del automóvil y, en breve, otros sectores industriales.

¿Pagar más por electrodomésticos (Plan Renove) que nos venden como más eficaces, ahorradores y respetuosos con el entorno?, ¿pensar que la avería de nuestra televisión con cinco años es mala suerte y no fruto de una “bomba de tiempo” creada por los ingenieros e instalada en la fábrica de origen?, ¿creer que los datos de la memoria de sostenibilidad de las empresas atienden a criterios reales, confeccionada con valores mesurables o que, simplemente, son lavados de cara públicos con los que contentar a la masa social?

Lo que queda claro es el duro trabajo que tienen por delante los departamentos de comunicación y marketing. Se han retrocedido años en imagen de marca y reputación. A partir de ahora y durante mucho tiempo, deberán luchar contra la desconfianza natural (y la que provoquen agentes externos) sobre las bonanzas de sus representados.

Porque, desde este momento, los esfuerzos para convencer a los stakeholders(accionistas, clientes, potenciales clientes, prensa, gobiernos, y resto de entes y administraciones) de cualquier afirmación que tenga relación con compromiso/gasto/inversión/cobro va a tener que hacerse con luz y taquígrafos y el esfuerzo y tenacidad de titanes.

Ojo por ojo y tuit por tuit

Un juez ha considerado que Luis Pineda, presidente de la Asociación de Usuarios de Banca (AUSBANC), ha difamado a Rubén Sánchez, portavoz de FACUA-Consumidores, a través de una serie de testimonios y opiniones (vertidos a través de Twitter) que el magistrado ha considerado constitutivos de delito. Hasta aquí, nada fuera de lo normal. La noticia está en que al procesado se le ha condenado a pagar una multa de 4.000 euros y, ojo al dato, a retractarse públicamente (a través de Twitter) durante todo un mes.

Siempre se ha dicho, y con razón, que la legislación va muy por detrás de la realidad. Y si es tecnológica, más. No es fácil. En muchas ocasiones las novedades hacen que algunos derechos queden desamparados, se produzcan injusticias, desigualdades, o den lugar a delitos nunca antes tipificados por la Ley.

Los jueces no lo tienen fácil. Administrar justicia cuando apenas hay casuística debe ser como penetrar en una selva nunca antes transitada. Todo está lleno de obstáculos, no sabes qué te espera al siguiente paso, puedes perderte y, sea cual sea el resultado de esa aventura, el camino abierto servirá de referencia a otras personas que transiten por la zona.

El trayecto que ha recorrido este ejemplo de legislación con vinculación tecnológica no ha sido corto. La demanda se interpuso en octubre de 2013, a finales de 2014 se pronunció el Juzgado de Primera Instancia número 22 de Sevilla y es ahora cuando la Audiencia Provincial de la capital andaluza ha ratificado el fallo.

En el caso que nos ocupa, se trata de una sentencia pionera. Es la primera vez que un juez castiga a alguien obligándole a publicar su fallo durante un mes, todos los días, en Twitter, el mismo medio que el condenado utilizó para difamar. Además, tendrá que borrar todos los tuits considerados difamatorios, un total de 57.






Como el texto de la resolución judicial excede los 140 caracteres máximos que permite publicar Twitter, se ha creado una herramienta que posibilitará transcribir la sentencia íntegra. El condenado podrá elegir hacerlo durante la mañana (entre las 9 y las 14 horas) o por la tarde (de 17 a 22).

¿Estamos ante un ejemplo de la “Ley del talión”, con su popular pasaje bíblico del ojo por ojo y diente por diente, donde el castigo se identifica con el crimen cometido no como una pena equivalente, sino idéntica al delito? Lo que para unos representa proporcionalidad, para otros es venganza. Para un juez dirimir causas como esta debe ser fascinante, ¿no?